Equipo de Comunicación Indígena Originario.- Organizaciones
sociales e indígenas de Colombia, Perú y Bolivia participaron del
encuentro “Modelos Alternativos de Desarrollo y Vivir Bien”, donde
intercambiaron experiencias de lucha en sus países por el respeto a los
derechos humanos y de los pueblos indígenas. La explotación de
hidrocarburos, la minería y la agroindustria fueron identificadas como
las actividades que más afectan a la vida de las poblaciones y sus
territorios en América latina. En contraposición a este modelo que
destruye la naturaleza, comunidades rurales y pueblos indígenas
proponen, entre otras cosas, recuperar saberes de cientos de años cuya
eficacia ya ha sido comprobada.
“Estamos
mirando alternativas al modelo de desarrollo predominante, alternativas
de Buen Vivir. Queremos ver cómo es posible consolidar procesos desde
las comunidades indígenas campesinas en torno a la conservación y al
cuidado del medio ambiente, en torno a la soberanía alimentaria, a la
autonomía alimentaria, al buen cuidado de los recursos naturales y al
trabajo social y comunitario”, dijo María Stella Sandoval, del Centro Nacional Salud Ambiente y Trabajo (CENSAT) Agua Viva Colombia.
En
el seminario-taller, realizado en la ciudad de Cochabamba, hubo
representantes de la Confederación Nacional de Comunidades Afectadas por
la Minería (CONACAMI), de Perú; del Movimiento Campesino de Cajibío, de
Colombia; del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu
(CONAMAQ), de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) y de la Central de
Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP), de Bolivia. Las dos últimas son
regionales de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB),
que atraviesa dificultades orgánicas porque el Gobierno nacional creó
una CIDOB paralela sumisa a la voluntad del partido Movimiento Al
Socialismo (MAS).
“Hay
compañeros que tienen muy claro cuáles son las dificultades, pero
también tienen claro cuáles son las alternativas. Hemos podido
compartir, conocer otras alternativas importantes que se pueden
desarrollar en diversos países, aprovechando también de esas bases
sociales que todavía existen en diferentes lugares”, dijo Sandoval.
Muchos de los casos presentados, muestran a la participación social y al
trabajo comunitario como las claves para liberarse de pésimas gestiones
de gobiernos que privilegian la actividad de empresas transnacionales
que explotan recursos de los territorios indígenas campesinos.
Mario
Palacios, de la CONACAMI, presentó como “alternativa” el caso de las
Amunas de Huarochirí, que llevan agua a tres comunidades andinas
encargadas de la gestión social del agua y del mantenimiento de obras
hidráulicas en funcionamiento desde hace más de 500 años. Mediante este
sistema, captan agua de lluvias como escorrentía en la parte alta de las
montañas y la infiltran en la parte media, para aprovecharla en la
parte baja, donde aflora en manantiales y puquios.
Palacios
también contó cómo acopian agua en las depresiones cordilleranas, de
acuerdo con un método milenario de construcción de represas y canales de
riego.
Por
su parte, la APG mostró su forma de hacer Gestión Territorial Indígena
en los Territorios Comunitarios de Origen (TCO) que posee el pueblo
Guaraní en el Chaco boliviano, una zona de explotación intensa de gas y
petróleo.
“Entre
Colombia y Bolivia hay similitud en los problemas que existen. Tenía
una idea diferente de lo que pasa en Bolivia por la presencia Evo
Morales, quien siempre ha sido visto como el presidente del pueblo y
para el pueblo. Pero cuando escucho acá de todas las leyes y normas,
todas las cosas que está haciendo en su país, uno ve que no es así: se
ve que hay un discurso muy bonito, que es un discurso-ejemplo. Aunque en
la práctica, desafortunadamente no lleva a cabo eso que dice. Por el
contrario, pasa por encima de los intereses de su propio pueblo.
Contamina y deteriora a la Pachamama de la que tanto él habló. Es
ilógico el discurso con el trabajo práctico del Gobierno”, dijo
Sandoval.
Celia
Beyuma, del pueblo Tacana, pertenece a la Central de Mujeres Indígenas
de La Paz (CMILAP), organización hermana de la CPILAP. “Siempre hemos
querido tener un intercambio de experiencias con otros países. Nosotros,
como pueblos indígenas del norte de La Paz, peleamos para que se titule
toda la tierra que todavía no se ha titulado. También tenemos invasión
más que todo de las empresas petroleras. En San Miguel del Bala, al lado
del parque Madidi, como pueblo Tacana nos hemos parado, porque el
Gobierno primero tienen que hacernos la consulta para ver si la empresa
puede entrar o no”, dijo Beyuma. Por la resistencia de las comunidades,
este proyecto de exploración hidrocarburífera en la región está
detenido.
La
señora tacana, que tiene cinco hijos, participó de la Octava Marcha
Indígena, en 2011; y en la Novena Marcha, este año. “La enseñanza que me
quedó de las marchas es que todos debemos estar unidos en lo bueno y en
lo malo. Me tocó sufrir juntamente con los hermanos, cuando nos han
hecho la represión (el 25 de septiembre de 2011) tuvimos que salir de
eso y seguir a pie hasta llegar a la Sede de Gobierno. Eso me ha
fortalecido y hasta ahora tengo esa fuerza para seguir luchando por los
demás”. Comentó que, basados sobre esta idea, las regionales de la CIDOB
analizan la manera de volver a unirla y liberarla de las injerencias
del Gobierno nacional.
A
Celia Beyuma, como a muchas mujeres indígenas, la vida de las
organizaciones la aleja bastante de su familia. “Me siento un poco
triste porque tengo dos hijas pequeñas todavía, a las que no puedo ver
siempre. Pero en la lucha de nuestros pueblos un dirigente tiene que
luchar por todos, no solamente por su familia. Ese es el orgullo que
tengo ahora como dirigenta y quiero ayudar a fortalecer a las mujeres
para que haya más líderes”, dijo Beyuma.
El
seminario-taller, que tuvo lugar el 11 y 12 de septiembre, fue
organizado por Broederlijk Denle, el Centro de Comunicación y Desarrollo
Andino (CENDA), la Fundación Solón, la Plataforma Boliviana Frente al
Cambio Climático y la Fundación Jubileo.
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