La reflexión la hizo en Santa Cruz, durante un acto de recepción de proyectos para el programa Mi Agua III, donde además expuso algunos ejemplos de cómo estas posiciones fundamentalistas afectan el avance de proyectos de impacto social.
Dijo que algunos proyectos menores vinculados a la dotación de servicios básicos, como el caso del acceso al agua, enfrentan este problema. “No faltan algunas instituciones tan fundamentalistas con el tema del medio ambiente que hacen lío. En el fondo perjudican a la población”, denunció.
Recordó que a poco tiempo de haber iniciado su gestión, durante un debate sobre cómo garantizar energía para Bolivia, algunos representantes de fundaciones y Organizaciones No Gubernamentales se opusieron a la construcción de hidroeléctricas y, averiguadas las cosas, estas personas desconocían la realidad del área rural y contaban con todos los servicios básicos a su disposición.
“Estas familias, después que investigo, viven en la ciudad, tienen aire acondicionado, luz, agua potable, les sobra energía y no les interesa, pero no saben cómo en las áreas rurales todavía no hay luz”, afirmó.
Morales ratificó la obligación que tiene el Estado de garantizar la dotación de energía a toda la población y dijo que eso se hará necesariamente con la construcción de nuevas plantas termoeléctricas e hidroeléctricas.
Para estos casos ratificó la necesidad de mantener la exigencia de licencias ambientales, pero no en el caso de proyectos menores, fundamentalmente los vinculados a la dotación de servicios básicos.
“Quién sabe para esos pequeños proyectos, especialmente para servicios básicos, no debería exigirse la licencia ambiental. Estas llamadas licencias ambientales perjudican; está bien para grandes proyectos, industrializaciones, exploraciones, por su puesto es una tarea, una obligación cuidar el medio ambiente y (hacer) esos estudios”, dijo.
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