IPDRS, 22 Febrero 2019
Una de las escenas de la película -propagandística- Insurgentes (Jorge Sanjinés) representa a Santos Marka T’ula, principal cacique apoderado de los ayllus y comunidades que a finales del siglo XIX luchaban por la defensa de sus territorios comunitarios. La escena es sugerente porque muestra a este personaje como un trajinante, siempre cargado de documentación de los ayllus e irrumpiendo espacios de poder con su semblante indio, ataviado de reivindicaciones en papel y su atuendo originario.
Esta escena viene repitiéndose secularmente, al parecer los trajines de los ayllus originarios y pueblos indígenas no tiene fin. Persisten las demandas de titulación colectiva, respeto a los derechos, respeto a la identidad, respeto a la existencia. La película en su desenlace muestra a Marka T’ula en uno de los modernos teleféricos que se han impuesto en el paisaje de la sede política de Bolivia; una metáfora que ironiza sobre el rumbo de las reivindicaciones territoriales “montadas” en la modernización, o tal vez, cooptadas por un vehículo de poder.
En Bolivia, la propiedad colectiva de los territorios ha sido legislada hace más de 20 años, se observó positivamente cómo la ratificación de los convenios internacionales sobre los derechos de los pueblos indígenas, daba lugar a procesos de descentralización y al ejercicio de la libre determinación de naciones originarias y pueblos indígenas, que habían sobrevivido dinámicamente a la colonización y a la constitución del Estado nacional republicano.
Con la aprobación de la Constitución Política del Estado Plurinacional (CPEP) (2009) se abrió paso, según los líderes de esta nación originaria, a una serie de oportunidades que hacen precisamente a la construcción de la plurinacionalidad. No obstante, el aliento desde el Estado por viabilizar estas oportunidades, se agotó tempranamente y varios territorios en todo el país tienen demandas de titulación colectiva pendientes, no respetadas, vulneradas e incluso cuestionadas por personeros del gobierno central.
Ante una serie de conflictos territoriales que enfrentan a los ayllus originarios y sindicatos campesinos, la marka Quila Quila de los Qhara Qhara, han movilizado una serie de estrategias jurídicas en defensa de su territorio y su cultura. La disputa por los recursos naturales ha desperdigado entre su población una idea pragmática y no sostenible sobre la propiedad individual, restando apoyo y consecuencia a su inicial demanda territorial. Violencia, maltrato y una discriminación estructural de parte de las instituciones estatales han sido el día a día de esta marka originaria que ha logrado representación directa en la asamblea departamental de Chuquisaca, ha logrado -con una lectura concienzuda de la CPEP- que no se exija personería jurídica a los pueblos indígenas apelando al artículo 2 que afirma su preexistencia al Estado boliviano; en varias oportunidades ha frenado la arbitrariedad del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y esta pulseta se ha agudizado a tal grado que como último recurso, los Qhara Qhara han convocado a otras naciones y pueblos indígenas a reflexionar sobre sus conflictos y juntos han encontrado un común denominador que es la sistemática vulneración a los derechos colectivos de los pueblos indígenas suscritos en la CPEP y toda la normativa internacional, que se ve en el permanente favorecimiento a la propiedad individual, a la parcelación de la tierra, a la apertura o casi nulo control a empresas mineras, hidrocarburíferas y proyectos de infraestructura desarrollista (carreteras, hidroeléctricas, etc.), a los viciados procesos de consulta previa que siempre se (simulan) hacen ante el pedido y protesta de campesinos e indígenas ya afectados por los impactos medioambientales, o directamente, despojados de sus tierras y territorios.
https://sudamericarural.org/index.php/noticias/que-pasa/5945-marcha-de-naciones-y-pueblos-indigenas-trajines-discriminacion-y-solidaridad?fbclid=IwAR1EyqWrm5lNvhOR2M-tLTO38FDyiMwY-8rSfAu-mbcJvepg_0waKukFv30
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