Bolivia es un país con una de las mayores riquezas en razas y especies de maíz, que se han ajustado a los diferentes pisos ecológicos y generado la seguridad alimentaria en diferentes regiones y territorios indígena y campesinos. El país es considerado centro de origen de 77 razas y cientos de sus variedades.
La Paz, 14 de mayo (ANF).- Muchas han sido las voces que surgieron a partir de la aprobación del Decreto Supremo 4232 de abreviación a la evaluación de semillas genéticamente modificadas para su uso en Bolivia. En el caso del maíz, el experto uruguayo en agroecología, Pablo Galeano, asegura que estos transgénicos dañan a las semillas nativas.
“Las semillas transgénicas contaminan a las semillas nativas, en especial en el caso del maíz. El maíz es una planta polígama. Esa panoja que tiene encima, que es donde se produce el polen y las barbas del choclo, en realidad son las prolongaciones de los ovarios donde cae el polen, entonces como tiene la estructura de macho y hembra separada, hay mucho cruzamiento entre plantas e incluso entre cultivos”, afirma el experto.
El pasado 7 de mayo el gobierno de Jeanine Áñez aprobó de forma sorpresiva el Decreto 4232 que como único artículo establece que “de manera excepcional se autoriza al Comité Nacional de Bioseguridad establecer procedimientos abreviados para la evaluación del maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya, genéticamente modificados en sus diferentes eventos, destinados al abastecimiento del consumo interno y comercialización externa”, detalla el único artículo del Decreto 4232, aprobado este 7 de mayo y publicado en la edición de la Gaceta Oficial (1266NEC).
Además, el documento detalla como disposiciones transitorias que “para dar cumplimiento al presente Decreto Supremo, en un plazo de hasta diez (10) días calendario computables a partir de la publicación del mismo, el Comité Nacional de Bioseguridad, deberá aprobar los procedimientos abreviados”.
En el caso del maíz, muchos expertos han rechazado este posible uso de semillas genéticamente modificadas por la afectación que se tendrían en los cultivos de plantas nativas. “Si se tiene un maíz transgénico en un terreno cercano a maíz nativo hay el riesgo de contaminar a las plantas criollas con ese maíz genéticamente modificado y se generarían características que desplazarían a las de origen nativo”, explica a ANF la directora del Centro de Promoción e Investigación del Campesinado (CIPCA), Pamela Cartagena.
Bolivia es un país con una de las mayores riquezas en razas y especies de maíz, que se han ajustado a los diferentes pisos ecológicos y generado la seguridad alimentaria en diferentes regiones y territorios indígena y campesinos. El país es considerado centro de origen de 77 razas y cientos de sus variedades.
En los últimos días, diferentes organizaciones, instituciones y colectivos rechazaron este decreto de uso de semillas transgénicas porque afirman que pone en riesgo la diversidad biológica nacional.
El director de Productividad Biosfera Medio Ambiente (Probioma), Miguel Crespo, también adelanta que, de darse esta aprobación en el uso de estas semillas, habrá un gran impacto, principalmente en el maíz. “Las semillas son la base de la vida. Controlar las semillas es controlar la vida”, dijo a ANF.
Para Cartagena, se hace imprescindible proteger a estas razas de maíz nativas en Bolivia. Su importancia es vital por sus usos, diversidad y cultivos que los agricultores lograron adaptar de forma natural.
“Es una riqueza genética para todos. Porque estas razas son de diferentes colores, sabores y comportamientos a las condiciones climáticas. Algunas se adaptaron, por ejemplo, al altiplano, otras a la Amazonía o Chaco. Por eso es importante proteger esta riqueza”, dijo la directora de CIPCA.
En un análisis sobre el uso de los cultivos transgénicos en Uruguay, Galeano describió que por ejemplo “en los últimos 14 años el área de agricultura se multiplicó por cuatro, pero la importación de los pesticidas se multiplicó por seis. Entonces, esto muestra que el ambiente y la población están expuestos a una carga mucho mayor”.
Hoy se debate el tratamiento que llevará adelante el denominado Comité Nacional de Bioseguridad para evaluar el uso de estas semillas en Bolivia. Desde algunos expertos se difundió que este Comité está compuesto por miembros políticos y no por expertos en el área.
Pero para el Gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, el uso de semillas transgénicas viene desde el pasado gobierno del MAS e incluso de la gestión del actual candidato Carlos Mesa.
“Durante el gobierno del MAS consumimos soya genéticamente modificada en forma de carne de pollo, de res, de cerdo y no hubo un solo caso de muerte o enfermedad por esa causa”, aseguró Rodríguez.
“Las semillas transgénicas contaminan a las semillas nativas, en especial en el caso del maíz. El maíz es una planta polígama. Esa panoja que tiene encima, que es donde se produce el polen y las barbas del choclo, en realidad son las prolongaciones de los ovarios donde cae el polen, entonces como tiene la estructura de macho y hembra separada, hay mucho cruzamiento entre plantas e incluso entre cultivos”, afirma el experto.
El pasado 7 de mayo el gobierno de Jeanine Áñez aprobó de forma sorpresiva el Decreto 4232 que como único artículo establece que “de manera excepcional se autoriza al Comité Nacional de Bioseguridad establecer procedimientos abreviados para la evaluación del maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya, genéticamente modificados en sus diferentes eventos, destinados al abastecimiento del consumo interno y comercialización externa”, detalla el único artículo del Decreto 4232, aprobado este 7 de mayo y publicado en la edición de la Gaceta Oficial (1266NEC).
Además, el documento detalla como disposiciones transitorias que “para dar cumplimiento al presente Decreto Supremo, en un plazo de hasta diez (10) días calendario computables a partir de la publicación del mismo, el Comité Nacional de Bioseguridad, deberá aprobar los procedimientos abreviados”.
En el caso del maíz, muchos expertos han rechazado este posible uso de semillas genéticamente modificadas por la afectación que se tendrían en los cultivos de plantas nativas. “Si se tiene un maíz transgénico en un terreno cercano a maíz nativo hay el riesgo de contaminar a las plantas criollas con ese maíz genéticamente modificado y se generarían características que desplazarían a las de origen nativo”, explica a ANF la directora del Centro de Promoción e Investigación del Campesinado (CIPCA), Pamela Cartagena.
Bolivia es un país con una de las mayores riquezas en razas y especies de maíz, que se han ajustado a los diferentes pisos ecológicos y generado la seguridad alimentaria en diferentes regiones y territorios indígena y campesinos. El país es considerado centro de origen de 77 razas y cientos de sus variedades.
En los últimos días, diferentes organizaciones, instituciones y colectivos rechazaron este decreto de uso de semillas transgénicas porque afirman que pone en riesgo la diversidad biológica nacional.
El director de Productividad Biosfera Medio Ambiente (Probioma), Miguel Crespo, también adelanta que, de darse esta aprobación en el uso de estas semillas, habrá un gran impacto, principalmente en el maíz. “Las semillas son la base de la vida. Controlar las semillas es controlar la vida”, dijo a ANF.
Para Cartagena, se hace imprescindible proteger a estas razas de maíz nativas en Bolivia. Su importancia es vital por sus usos, diversidad y cultivos que los agricultores lograron adaptar de forma natural.
“Es una riqueza genética para todos. Porque estas razas son de diferentes colores, sabores y comportamientos a las condiciones climáticas. Algunas se adaptaron, por ejemplo, al altiplano, otras a la Amazonía o Chaco. Por eso es importante proteger esta riqueza”, dijo la directora de CIPCA.
En un análisis sobre el uso de los cultivos transgénicos en Uruguay, Galeano describió que por ejemplo “en los últimos 14 años el área de agricultura se multiplicó por cuatro, pero la importación de los pesticidas se multiplicó por seis. Entonces, esto muestra que el ambiente y la población están expuestos a una carga mucho mayor”.
Hoy se debate el tratamiento que llevará adelante el denominado Comité Nacional de Bioseguridad para evaluar el uso de estas semillas en Bolivia. Desde algunos expertos se difundió que este Comité está compuesto por miembros políticos y no por expertos en el área.
Pero para el Gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, el uso de semillas transgénicas viene desde el pasado gobierno del MAS e incluso de la gestión del actual candidato Carlos Mesa.
“Durante el gobierno del MAS consumimos soya genéticamente modificada en forma de carne de pollo, de res, de cerdo y no hubo un solo caso de muerte o enfermedad por esa causa”, aseguró Rodríguez.
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