Ya es tiempo de sacarla bajo tierra y exportarla. Es urgente definir una nueva política sectorial. Debe disponerse un plan de enorme inversión
MINERIABO. 04 de julio 2020. La existencia de nuestros principales recursos naturales, el petróleo (gas) y los minerales, tiene que preocupar a las autoridades de Gobierno, a las del proceso de sucesión constitucional, las que actualmente se debaten en medio de fuertes restricciones, resultado del despilfarro en más de una década pasada, pero además de un expreso entrabamiento en la aprobación de créditos externos y una serie de obstáculos para el manejo de los recursos financieros, de modo que se pueda enfrentar al coronavirus, por una parte en defensa de la salud de los bolivianos y por otra se impulsen planes productivos, mineros, petroleros, agro ganaderos y en especial los que son necesarios a la pequeña y mediana industria que están sufriendo la parte más dura en el control de virus chino, que llegó con la pandemia mundial.
Para analistas de la situación, el hecho es que en la explotación de nuestra riqueza natural – no renovable - en el tiempo actual de pandemia, las circunstancias operativas se tornan muy difíciles, tomando en cuenta la obligación de cuidar sobre todas las cosas, la salud, la vida de miles de bolivianos, hombres y mujeres, adultos y jóvenes que están precisamente en el margen de prestar sus servicios para impulsar el desarrollo nacional y no pueden hacerlo por las medidas de previsión al cuidado de la salud.
En una visión del país, por supuesto que no podemos sentirnos tranquilos sabiendo que existe un paulatino agotamiento de alguno de nuestros recursos naturales, tal el caso del gas y otros, como las maderas, cuya sostenibilidad se hace cada vez más difícil, especialmente en este largo periodo de la pandemia que altera los modos productivos, en el rubro de la agro industria, incluyendo la producción cárnica, que de momento constituye un sostén a la economía del oriente boliviano.
MINERIABO. 04 de julio 2020. La existencia de nuestros principales recursos naturales, el petróleo (gas) y los minerales, tiene que preocupar a las autoridades de Gobierno, a las del proceso de sucesión constitucional, las que actualmente se debaten en medio de fuertes restricciones, resultado del despilfarro en más de una década pasada, pero además de un expreso entrabamiento en la aprobación de créditos externos y una serie de obstáculos para el manejo de los recursos financieros, de modo que se pueda enfrentar al coronavirus, por una parte en defensa de la salud de los bolivianos y por otra se impulsen planes productivos, mineros, petroleros, agro ganaderos y en especial los que son necesarios a la pequeña y mediana industria que están sufriendo la parte más dura en el control de virus chino, que llegó con la pandemia mundial.
Para analistas de la situación, el hecho es que en la explotación de nuestra riqueza natural – no renovable - en el tiempo actual de pandemia, las circunstancias operativas se tornan muy difíciles, tomando en cuenta la obligación de cuidar sobre todas las cosas, la salud, la vida de miles de bolivianos, hombres y mujeres, adultos y jóvenes que están precisamente en el margen de prestar sus servicios para impulsar el desarrollo nacional y no pueden hacerlo por las medidas de previsión al cuidado de la salud.
En una visión del país, por supuesto que no podemos sentirnos tranquilos sabiendo que existe un paulatino agotamiento de alguno de nuestros recursos naturales, tal el caso del gas y otros, como las maderas, cuya sostenibilidad se hace cada vez más difícil, especialmente en este largo periodo de la pandemia que altera los modos productivos, en el rubro de la agro industria, incluyendo la producción cárnica, que de momento constituye un sostén a la economía del oriente boliviano.
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