Expertos señalan que es preocupante que no se tenga un detalle del origen del oro, que puede ser formal o informal, producido en el país o de contrabando.
Pagina SIETE, 2 de junio 2020
En los últimos años se continuó registrando una escalada en la producción de oro en el país, el cual se hizo sin control, un tema que se observó desde 2012, según dos expertos del sector. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), hasta abril de este año se exportó cerca de 12 toneladas (t).
En el detalle también se da cuenta que desde 2017 las ventas se incrementaron, en el que Bolivia exportó un total de 37 t, por un valor de 1.073,7 millones de dólares; luego en 2018 vendió 40 t por más de 1.170,8 millones de dólares; en 2019 se envió 51 toneladas por 1.743,2 millones de dólares.
Mientras que entre enero y abril de este año, ya se exportaron casi 12 t por 446 millones de dólares. En los datos también se muestra que se tienen dos partidas que se exportan: los minerales de oro y sus concentrados, y las demás formas en bruto de oro, este último es el que se comercializa cerca al 90%.
El exministro de Minería Dionisio Garzón afirmó que no se tiene un detalle del origen primario del oro, que puede ser formal o informal, producido en el país o de contrabando de operaciones clandestinas en Perú y Brasil.
“No hay control del Estado en las áreas productoras; las cooperativas mineras auríferas dominan actualmente la producción de oro en concentrados y en metálico, hay comercializadoras de todo tipo que son las que rescatan esta producción, la procesan parcialmente en el país para obtener lingotes o granulados de todo tipo y calidad que se pueden exportar directamente a los países de destino (países árabes, India, etc.)”, observó la exautoridad.
Denotó que desde 2012 se presenta este tipo de fenómeno y que ahora está en su cúspide, porque se refleja con la exportación de más de 51 toneladas y un valor que supera los 1.700 millones, realizados en 2019.
“Las empresas mineras y cooperativas legales no tienen esa capacidad de producción, pero si se considera la producción ilegal en los ríos Madre de Dios, Mamoré, Beni, Itenez y sus afluentes cordilleranos, especialmente aquellos de la subcuenca del norte de La Paz, más el contrabando de oro de los países vecinos, se comprende este complejo escenario que vivimos, una mezcla de informalidad, ilegalidad y falta de control estatal”, explicó.
Entretanto, el investigador de la Fundación Jubileo Héctor Córdova explicó que con el precio del oro tan alto en el mercado internacional, la oportunidad de incrementar las ganancias es tentadora, aun en tiempos de cuarentena.
“En los últimos años, el registro de producción aurífera en el país ha mostrado incrementos constantes, hasta sobrepasar las 40 toneladas en 2019. Hoy la cotización del oro supera los 1.700 dólares por onza troy. El año había comenzado con una clara tendencia alcista de los precios, hasta que llegó la pandemia, en el que se vinieron subidas y bajadas. Este comportamiento es normal en tiempos de crisis”, señaló.
En criterio del especialista, lo que se prevé para los próximos meses es un aumento en el número de cooperativas auríferas y, por tanto, un aumento en el número de cooperativistas, ya que esta actividad se ha convertido en el refugio de las personas que tienen bajos ingresos.
Este medio informó el fin de semana que en 2019, el Estado boliviano perdió más de 50 millones de dólares en ingresos por la explotación de oro, pese a una mayor venta del metal dorado y el alza de precios. El hecho se dio debido a que las operadoras no pagan el Impuesto a las Utilidades de las Empresas (IUE), se apropian del valor del metal y a que pagan la menor regalía (sólo 2,5%) comparado con los otros minerales.
En la década de los 90, según el INE, las ventas de oro metálico alcanzaron un máximo de 131 millones de dólares (1995) y hasta 2005 ni siquiera superaban los 100 millones. Pero, desde 2012 las ventas se triplicaron y pasaron de 331 millones de dólares en 2013 hasta superar los 1.700 millones de dólares en 2019.
En el detalle también se da cuenta que desde 2017 las ventas se incrementaron, en el que Bolivia exportó un total de 37 t, por un valor de 1.073,7 millones de dólares; luego en 2018 vendió 40 t por más de 1.170,8 millones de dólares; en 2019 se envió 51 toneladas por 1.743,2 millones de dólares.
Mientras que entre enero y abril de este año, ya se exportaron casi 12 t por 446 millones de dólares. En los datos también se muestra que se tienen dos partidas que se exportan: los minerales de oro y sus concentrados, y las demás formas en bruto de oro, este último es el que se comercializa cerca al 90%.
El exministro de Minería Dionisio Garzón afirmó que no se tiene un detalle del origen primario del oro, que puede ser formal o informal, producido en el país o de contrabando de operaciones clandestinas en Perú y Brasil.
“No hay control del Estado en las áreas productoras; las cooperativas mineras auríferas dominan actualmente la producción de oro en concentrados y en metálico, hay comercializadoras de todo tipo que son las que rescatan esta producción, la procesan parcialmente en el país para obtener lingotes o granulados de todo tipo y calidad que se pueden exportar directamente a los países de destino (países árabes, India, etc.)”, observó la exautoridad.
Denotó que desde 2012 se presenta este tipo de fenómeno y que ahora está en su cúspide, porque se refleja con la exportación de más de 51 toneladas y un valor que supera los 1.700 millones, realizados en 2019.
“Las empresas mineras y cooperativas legales no tienen esa capacidad de producción, pero si se considera la producción ilegal en los ríos Madre de Dios, Mamoré, Beni, Itenez y sus afluentes cordilleranos, especialmente aquellos de la subcuenca del norte de La Paz, más el contrabando de oro de los países vecinos, se comprende este complejo escenario que vivimos, una mezcla de informalidad, ilegalidad y falta de control estatal”, explicó.
Entretanto, el investigador de la Fundación Jubileo Héctor Córdova explicó que con el precio del oro tan alto en el mercado internacional, la oportunidad de incrementar las ganancias es tentadora, aun en tiempos de cuarentena.
“En los últimos años, el registro de producción aurífera en el país ha mostrado incrementos constantes, hasta sobrepasar las 40 toneladas en 2019. Hoy la cotización del oro supera los 1.700 dólares por onza troy. El año había comenzado con una clara tendencia alcista de los precios, hasta que llegó la pandemia, en el que se vinieron subidas y bajadas. Este comportamiento es normal en tiempos de crisis”, señaló.
En criterio del especialista, lo que se prevé para los próximos meses es un aumento en el número de cooperativas auríferas y, por tanto, un aumento en el número de cooperativistas, ya que esta actividad se ha convertido en el refugio de las personas que tienen bajos ingresos.
Este medio informó el fin de semana que en 2019, el Estado boliviano perdió más de 50 millones de dólares en ingresos por la explotación de oro, pese a una mayor venta del metal dorado y el alza de precios. El hecho se dio debido a que las operadoras no pagan el Impuesto a las Utilidades de las Empresas (IUE), se apropian del valor del metal y a que pagan la menor regalía (sólo 2,5%) comparado con los otros minerales.
En la década de los 90, según el INE, las ventas de oro metálico alcanzaron un máximo de 131 millones de dólares (1995) y hasta 2005 ni siquiera superaban los 100 millones. Pero, desde 2012 las ventas se triplicaron y pasaron de 331 millones de dólares en 2013 hasta superar los 1.700 millones de dólares en 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario