El jueves 17 de octubre, en conjunto con CENDA, PAMETEC, CEPA y Colectivo CASA nos reunimos con autoridades indígenas, lideresas y lideres defensores del territorio de Perú y Bolivia. El objetivo de esta reunión fue destacar la afectación a la salud que tiene el sector extractivista en las comunidades indígenas. Este encuentro internacional fue un espacio que permitió compartir las experiencias de resistencia contra las actividades mineras, porque hay varias coincidencias entre ambos países. En esta reunión, muchas voces se entrelazaron: afectados, jóvenes, mujeres, instituciones que aportan; cada una trayendo consigo su fuerza y experiencia; todos reforzando la lucha por los derechos colectivos.
En ambos países, aunque existan leyes que protegen a las comunidades indígenas y sus territorios, no hay reacción del estado contra la minería. En los dos países existe la ley de consulta previa, libre e informada con las comunidades indígenas antes de llevar a cabo proyectos extractivos en sus territorios. No obstante, muchas veces estas consultas son simbólicas, no vinculantes o simplemente ignoradas, lo que deja a las comunidades sin verdadera capacidad de decisión sobre sus tierras. Por intereses económicos, los gobiernos no actúan adecuadamente ante la violación de derechos humanos y ambientales que cometen las empresas extractivas. Al contrario, las comunidades indígenas juntas a las defensoras de la Madre Tierra a menudo enfrentan la criminalización por parte de los gobiernos debido a su resistencia a los proyectos mineros. El Estado prioriza el crecimiento económico basado en la explotación de recursos naturales, sin considerar las consecuencias sociales y ambientales.
Los mineros siempre entran con varias promesas cómo contribuir al desarrollo del país o de la comunidad y a la economía nacional; crear nuevas oportunidades laborales; financiar programas sociales y de infraestructura etc. Sin embargo, no cumplen con sus palabras, y más allá de eso, son graves los impactos negativos, tanto social como medioambiental. Las operaciones mineras conlleven graves impactos medioambientales cómo la contaminación de agua, del aire y de la tierra, destrozando ecosistemas. La deteriorización del medioambiente implica afectaciones sociales, ya que tiene efectos negativos sobre los medios de vida de las comunidades campesinas e indígenas locales. Entre efectos negativos están problemas de despojo y de acaparamiento de tierras. Además, en la reunión los compañeros compartieron el efecto de varios metales tóxicos en los cuerpos humanos. Altos son los números de personas que encuentran sustancias cómo plomo, arsénico, cadmio o mercurio en su sangre, causando graves impactos a la salud.
¿Cómo podríamos sobrevivir en un territorio contaminado y con alto riesgo para nuestra salud? ¡Es hora de replantear nuestro futuro pensando en las próximas generaciones! ¡No nos dejemos llevar por un discurso extractivo con falsas promesas de desarrollo! ¡El extractivismo minero sostenible y responsable no existe!
¡Por nuestros derechos y los de la madre tierra debemos fortalecer nuestras luchas y unirnos contra la falta de reacción de nuestros estados!

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