CEDLA: GAS | ESTA NUEVA TECNOLOGÍA PARA EXTRAER GAS DE
ESQUISTO, ES EFECTIVA PERO ALTAMENTE CONTAMINANTE DE ACUERDO A LO QUE SE
HA COMPROBADO. EL GOBIERNO DE EVO MORALES TIENE LA INTENCIÓN DE
EXPERIMENTAR CON ELLA.
El fantasma del fracking ronda la ya lastimada Serranía del Aguarague (1), en el Chaco boliviano.
Este sistema de extracción de gas de esquisto, considerado ideal para quienes quieren resultados inmediatos, pero letal para los que miran con más proyección, es un tema que ha generado mucha polémica en el mundo entero. Hay países como Francia que lo prohíben, mientras que en Estados Unidos es una práctica usual.
En Bolivia se han dado los primeros pasos para comenzar a usar esta tecnología, pero es importante recordar que el país aprobó una Ley de los Derechos de la Madre Tierra, en 2010, y que entre los principios de esta ley está "garantizar la regeneración de la Madre Tierra" y la "protección de las aguas contra la contaminación”.
ROMPER LA TIERRA
El fracking es un sistema de extracción de gas de esquisto que rompe la tierra con una tecnología que es considerada altamente contaminante, de acuerdo al análisis de varios expertos. Consiste en la fractura hidráulica, (o fracking en inglés), de las rocas que albergan los hidrocarburos (gas o petróleo) mediante la inyección a presión de un compuesto de agua, arena y productos químicos a gran profundidad. La técnica usa ingentes cantidades de agua, de las que luego hay que deshacerse. Una pequeña parte de los fluidos residuales retorna de manera natural a la superficie, pero la mayoría se trata, bien en superficie (se construyen balsas y se deja evaporar), bien reinyectándolos en el subsuelo. Un estudio publicado en la revista “Science”, relaciona los terremotos con la inyección de aguas residuales, una de las técnicas que usa el fracking. Los investigadores, de la Universidad de Columbia en Estados Unidos, aseguran que seísmos ocurridos en lugares lejanos han desencadenado terremotos en zonas de ese país donde se elimina el líquido sobrante de las explotaciones. El estudio habla, por ejemplo, de un terremoto en Chile que provocó actividad sísmica en Oklahoma y de otro en Japón (el del tsunami de 2011) que generó seísmos en Texas. Nueva York ha prohibido, como estado, el uso del fracking en su territorio.
FRACKING ‘A LA BOLIVIANA’
En Bolivia, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, anunció el 2013 que estaba comenzando los estudios para identificar gas de esquisto, y en noviembre de ese mismo año hizo una presentación en Santa Cruz sobre las probables reservas del país, donde se identificó principalmente al Chaco boliviano.
Se firmaron convenios con Yacimientos Petroleros Fiscales (YPF) de Argentina, para evaluar el potencial en esta región y se envió una delegación a los yacimientos en la zona de Vaca Muerta en Argentina. YPF, que trabaja muy cercana a la trasnacional Chevron, tiene intereses particulares en esa zona.
Por el lado boliviano también se indicó a la Unidad de Geología y Geofísica, instruir a todas las empresas (operadoras y subsidiarias) que cuando perforen pozos saquen muestras de la formación Los Monos, que es una formación donde se presume hay gas de esquisto para estudios posteriores. Anteriormente, en Chuquisaca ya se hicieron pruebas de fracking a menor escala.
Jorge Campanini, del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB), opina que “la posibilidad de que en Bolivia comience extra-oficialmente la producción de gas no convencional está tomando forma, porque no existe una ley que regule la fracturación hidráulica, pero como resultado de la política de expansión de la frontera de los hidrocarburos, es posible comenzar los estudios así como la exploración profunda porque nada lo prohíbe."
La falta de regulación al respecto es evidente. Como lo es su urgencia. Hace tres años, el Viceministerio de Exploración y Explotación de Hidrocarburos dijo que pronto se legislaría el tema del fracking. Pero hasta ahora no hay nada oficial al respecto. "El proyecto de ley de hidrocarburos sigue siendo oficialmente un secreto de Estado," dice Campanini. Carlos Arze, de la Unidad de Análisis de Políticas Públicas del Centro de Estudios para el Desarrollo laboral y Agrario (Cedla) es tácito al considerar que Bolivia no está preparada para el uso de esta nueva tecnología. “De manera particular, hay que aclarar que la empresa estatal YPFB, que tiene a su cargo la explotación de recursos hidrocarburíferos, no tiene el conocimiento ni la capacidad para utilizar esta técnica, por ello el año pasado avanzó en acuerdos con YPF de la Argentina para realizar exploración de reservas de gas no convencional. Sin embargo, detrás de la empresa argentina se encuentra la estadounidense Chevron que sí hace uso regular de esa técnica. En conclusión, no sería el Estado boliviano el que, eventualmente, podría usar esa nueva tecnología, sino las empresas transnacionales. Con todo, el desconocimiento sobre los impactos del fracking y la debilidad legal e institucional del país elevan el riesgo de la aplicación de la misma en nuestro país.”
Arze explica que los riesgos más evidentes del fracking son la contaminación general del medio ambiente debido al carácter agresivo de la técnica, y en particular la contaminación de reservorios de agua o de venas de agua que existen bajo la superficie debido al uso de químicos de impactos desconocidos y problemas para la salud humana derivados del consumo de agua contaminada.
Para Arze, otra razón expresa para prohibir o paralizar proyectos que hacen uso de esa técnica, es la falta de transparencia de las compañías que practican el fracking acerca de los impactos del mismo. De manera general, las prohibiciones han sido adoptadas luego de verificarse masivas movilizaciones de las poblaciones que serían afectadas por dichos proyectos.
Según él, como alternativa para nuestro país la explotación de gas natural convencional es la mejor alternativa en curso. “Debido a la baja tasa de crecimiento del consumo interno de gas natural, no se justificaría el uso de otra técnica como la del fracking; por ello, sólo la intención de exportar para obtener divisas –como corresponde a la política extractivista del gobierno actual- podría “justificar” su utilización. Más allá, existen fuentes de energía alternativas y renovables que no se están aprovechando adecuadamente en Bolivia: hídricas, eólicas, solar, geotérmica, biomasa, etc.”, explica Arze, quien también dice que después de la firma del acuerdo con YPF Argentina, no se tuvo mayor información sobre el tema.
REGIÓN VULNERABLE
Martin Vilela, de la Plataforma Boliviana sobre Cambio Climático, quien ha expuesto los riesgos del fracking ante el Tribunal Internacional para los Derechos de la Naturaleza, dice que el fracking es un riesgo inminente en Bolivia y una ofensa absoluta al discurso del gobierno sobre la Madre Tierra. Vilela dijo ante el Tribunal, que el Chaco es una región muy vulnerable, que el fracking plantea graves peligros para las fuentes de agua, y que aumentaría masivamente las emisiones de carbono del país. “Los directos afectados con el fracking serán varios pueblos indígenas como los guaraníes, los tapiete, los weenhayek y los ayoreos”. Vilela explica que se ha calculado que por la contaminación indirecta de las aguas en la cuenca del Chaco, que impactaría a tres de los nueve departamentos del país, se afectaría a más de un millón de personas.
Por su parte, Rodrigo Rodríguez, del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE), asegura que el fracking ya es una preocupación grande para los ecologistas bolivianos por el impacto directo a la reserva del Aguarague, y también por el daño que se haría al resto de la comunidad. “El fracking tiene connotaciones ambientales, sociales, de los suelos y las aguas. Esta fracturación también produce problemas sísmicos, y está relacionada con el cambio climático. El fracking es quebrar bruscamente la Tierra y eso tiene consecuencias serias.”
FRACKING Y AGUA
Mientras que el biólogo y ecologista Marco Octavio Ribera, explica que para fracturar cada pozo, hace falta introducir mucha agua, lo cual puede afectar la disponibilidad del recurso para las poblaciones locales, “adicionalmente, el fluido de retorno contiene las sustancias químicas o aditivos utilizados al introducirla, más los metales pesados que retornan a la superficie. Entre los aditivos más utilizados se mencionan los ácidos, bactericidas y/o biocidas, estabilizadores de arcilla, inhibidores de corrosión, reticulantes, reductores de fricción, agentes gelificantes, controladores de metal, inhibidores de sarro y surfactantes.”
Dado que el proceso requiere una inmensa cantidad de agua, ésta solo puede ser recuperada en menores porcentajes para someterla a procesos de tratamiento, sin embargo, el proceso de tratamiento no purifica totalmente el agua y se acumulan grandes cantidades de contaminantes. “El gas se mezcla con el agua potable y ha llegado a producir explosiones y llamaradas en los grifos de las casas. Hay reportes de ganado que enferma y muere. Los suelos se vuelven tóxicos y la desertificación avanza. Las personas que recibieron sumas de dinero para arrendar sus campos a los pozos de fractura, ven morir sus tierras y acabarse tarde o temprano su dinero. Por si todo esto fuera poco, las explosiones en la profundidad de la roca, provocan temblores y movimientos de tierra”, explica el experto.
EN EL MUNDO
En Latinoamérica, bajo este sistema no convencional se perforaron 300 pozos en el norte de la Patagonia argentina, y Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) junto con la petrolera Chevron proyectan nuevas exploraciones y explotaciones, la mayoría de los casos en territorios indígenas, sin previo proceso de consulta ni participación de las poblaciones afectadas, de acuerdo a el periodista e investigador del Observatorio Petrolero Sur, Hernán Scandizzo. Así como Estados Unidos va camino de recuperar el auto abastecimiento energético gracias al fracking, Argentina también espera lograrlo con Vaca Muerta a finales de esta década o principios de la próxima.
Actualmente la mitad de los pozos de hidrocarburos no convencionales perforados fuera de EEUU y Canadá están en Argentina, aunque es Paraguay el país con mayores reservas pero que tiene al fracking en agenda, haciendo exploraciones con más mesura.
En Argentina, YPF es dueña de un tercio de Vaca Muerta y lidera la inversión con unos 1.800 millones de dólares aportados por año. De ellos, la mitad vienen de la norteamericana Chevron, que se asoció en 2013 a la petrolera argentina “Yo creo que existe una tendencia a nivel de América Latina de una disminución de los estándares sociales y ambientales para permitir una profundización de las actividades extractivas. Está pasando en Perú, en Bolivia, en Colombia, Paraguay, Chile, Brasil y en México, ni qué decir Argentina”, dice Ariel Pérez Castellón, abogado ambientalista y asesor del Programa de Agua Dulce de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), de Bolivia.
En Europa la conclusión del primer Foro de Energía y Medio Ambiente organizado conjuntamente por el Instituto Superior de Medio Ambiente y la Fundación Renovables en España, dice que el fracking “supone perpetuar los principales errores del actual modelo energético –impactos ambientales y utilización de recursos finitos– además del deterioro añadido que conlleva esta técnica”
Sin embargo, tiene gran peso que el aprovechamiento de las reservas propias de gas pizarra o de esquisto esté permitiendo a EEUU, segundo consumidor mundial de gas natural, avanzar hacia la independencia energética, algo que la potencia del norte busca desesperadamente desde hace mucho.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), si el ritmo de extracción de este gas no se detiene y la explotación prevista de nuevos yacimientos acaba en éxito, es más que probable que Estados Unidos sea energéticamente autosuficiente en apenas un par de décadas. De hecho, actualmente EEUU ya produce más gas natural que Rusia, de quien dependía hasta hace unos años. Pero Estados Unidos no se destaca precisamente por su discurso hacia la Madre Tierra y defiende el capitalismo sin ninguna fachada.
LAS VOCES EN CONTRA
Los detractores del fracking cada vez hacen sentir su voz más fuerte, y por ejemplo el informe “Impacts of unconventional gas extraction on the environment and human health (Impactos de la extracción de gas no convencional en el medio ambiente y la salud humana)” sirvió como base al Parlamento Europeo para alertar sobre los peligros de la fracturación hidráulica y pedir a los estados miembros ser cautos con la concesión de los permisos, aunque no hubo prohibiciones tangibles al respecto, varios estados europeos han prohibido el fracking en su territorio (Austria, Italia, Alemania, Bélgica, etc.).
La Comisión Europea ha presentado ya el programa que resume su visión de cómo la Unión Europea debe afrontar los retos energéticos y medioambientales en las próximas tres décadas. La propuesta prevé que en 2030 las emisiones de CO2 sean un 40% inferiores respecto a 1990 y aunque ha renunciado a fijar objetivos vinculantes que obliguen a los países a recortar sus emisiones de carbono, establece que las energías renovables deberán alcanzar al menos el 27% del total al final de la década.
Sin embargo, entre tanta regla, existe un gran ausente: el fracking.
Al respecto el texto aprobado por el Ejecutivo europeo sólo se limita a recomendar a los Gobiernos unos principios tan generales como “planear los desarrollos y evaluar los posibles efectos antes de conceder las licencias”, “evaluar cuidadosamente el impacto medioambiental y los riesgos” o “comprobar la calidad del agua, aire y suelo antes de empezar las operaciones”. Así que mientras el Reino Unido ‘ofrece’ el 64% de su territorio al fracking, con Polonia como seguidora, Francia y Bulgaria lo prohíben.
¿Será el fracking el nuevo dolor de cabeza de los ambientalistas y de los defensores de los derechos de la Madre Tierra? ¿Será la próxima reunión de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (COP21), un escenario para tratar el tema o se pasará por alto porque es incómodo para muchos? Pero sobre todo ¿Seguirá el gobierno boliviano en esta senda absolutamente contradictoria con su discurso ambiental?
(Con datos de El País, The Guardian,
CEDLA, Observatorio Petrolero Sur, PIEB,
Sinembargomx).
El gas de lutita, también conocido como gas de esquisto o gas pizarra
(en inglés: shale gas y en francés: gaz de schiste), es un hidrocarburo
en estado gaseoso que se encuentra en la formaciones rocosas
sedimentarias de grano muy fino. Este tipo de gas natural se extrae de
zonas profundas en terrenos donde abunda el esquisto, las lutitas o las
argilitas ricas en materia orgánica. El interior rocoso del esquisto
presenta baja permeabilidad, lo que impide su ascenso a la superficie.
Por ende, para la extracción comercial de dicho gas, es necesario
fracturar la roca hidráulicamente.
El fantasma del fracking ronda la ya lastimada Serranía del Aguarague (1), en el Chaco boliviano.
Este sistema de extracción de gas de esquisto, considerado ideal para quienes quieren resultados inmediatos, pero letal para los que miran con más proyección, es un tema que ha generado mucha polémica en el mundo entero. Hay países como Francia que lo prohíben, mientras que en Estados Unidos es una práctica usual.
En Bolivia se han dado los primeros pasos para comenzar a usar esta tecnología, pero es importante recordar que el país aprobó una Ley de los Derechos de la Madre Tierra, en 2010, y que entre los principios de esta ley está "garantizar la regeneración de la Madre Tierra" y la "protección de las aguas contra la contaminación”.
ROMPER LA TIERRA
El fracking es un sistema de extracción de gas de esquisto que rompe la tierra con una tecnología que es considerada altamente contaminante, de acuerdo al análisis de varios expertos. Consiste en la fractura hidráulica, (o fracking en inglés), de las rocas que albergan los hidrocarburos (gas o petróleo) mediante la inyección a presión de un compuesto de agua, arena y productos químicos a gran profundidad. La técnica usa ingentes cantidades de agua, de las que luego hay que deshacerse. Una pequeña parte de los fluidos residuales retorna de manera natural a la superficie, pero la mayoría se trata, bien en superficie (se construyen balsas y se deja evaporar), bien reinyectándolos en el subsuelo. Un estudio publicado en la revista “Science”, relaciona los terremotos con la inyección de aguas residuales, una de las técnicas que usa el fracking. Los investigadores, de la Universidad de Columbia en Estados Unidos, aseguran que seísmos ocurridos en lugares lejanos han desencadenado terremotos en zonas de ese país donde se elimina el líquido sobrante de las explotaciones. El estudio habla, por ejemplo, de un terremoto en Chile que provocó actividad sísmica en Oklahoma y de otro en Japón (el del tsunami de 2011) que generó seísmos en Texas. Nueva York ha prohibido, como estado, el uso del fracking en su territorio.
FRACKING ‘A LA BOLIVIANA’
En Bolivia, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, anunció el 2013 que estaba comenzando los estudios para identificar gas de esquisto, y en noviembre de ese mismo año hizo una presentación en Santa Cruz sobre las probables reservas del país, donde se identificó principalmente al Chaco boliviano.
Se firmaron convenios con Yacimientos Petroleros Fiscales (YPF) de Argentina, para evaluar el potencial en esta región y se envió una delegación a los yacimientos en la zona de Vaca Muerta en Argentina. YPF, que trabaja muy cercana a la trasnacional Chevron, tiene intereses particulares en esa zona.
Por el lado boliviano también se indicó a la Unidad de Geología y Geofísica, instruir a todas las empresas (operadoras y subsidiarias) que cuando perforen pozos saquen muestras de la formación Los Monos, que es una formación donde se presume hay gas de esquisto para estudios posteriores. Anteriormente, en Chuquisaca ya se hicieron pruebas de fracking a menor escala.
Jorge Campanini, del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB), opina que “la posibilidad de que en Bolivia comience extra-oficialmente la producción de gas no convencional está tomando forma, porque no existe una ley que regule la fracturación hidráulica, pero como resultado de la política de expansión de la frontera de los hidrocarburos, es posible comenzar los estudios así como la exploración profunda porque nada lo prohíbe."
La falta de regulación al respecto es evidente. Como lo es su urgencia. Hace tres años, el Viceministerio de Exploración y Explotación de Hidrocarburos dijo que pronto se legislaría el tema del fracking. Pero hasta ahora no hay nada oficial al respecto. "El proyecto de ley de hidrocarburos sigue siendo oficialmente un secreto de Estado," dice Campanini. Carlos Arze, de la Unidad de Análisis de Políticas Públicas del Centro de Estudios para el Desarrollo laboral y Agrario (Cedla) es tácito al considerar que Bolivia no está preparada para el uso de esta nueva tecnología. “De manera particular, hay que aclarar que la empresa estatal YPFB, que tiene a su cargo la explotación de recursos hidrocarburíferos, no tiene el conocimiento ni la capacidad para utilizar esta técnica, por ello el año pasado avanzó en acuerdos con YPF de la Argentina para realizar exploración de reservas de gas no convencional. Sin embargo, detrás de la empresa argentina se encuentra la estadounidense Chevron que sí hace uso regular de esa técnica. En conclusión, no sería el Estado boliviano el que, eventualmente, podría usar esa nueva tecnología, sino las empresas transnacionales. Con todo, el desconocimiento sobre los impactos del fracking y la debilidad legal e institucional del país elevan el riesgo de la aplicación de la misma en nuestro país.”
Arze explica que los riesgos más evidentes del fracking son la contaminación general del medio ambiente debido al carácter agresivo de la técnica, y en particular la contaminación de reservorios de agua o de venas de agua que existen bajo la superficie debido al uso de químicos de impactos desconocidos y problemas para la salud humana derivados del consumo de agua contaminada.
Para Arze, otra razón expresa para prohibir o paralizar proyectos que hacen uso de esa técnica, es la falta de transparencia de las compañías que practican el fracking acerca de los impactos del mismo. De manera general, las prohibiciones han sido adoptadas luego de verificarse masivas movilizaciones de las poblaciones que serían afectadas por dichos proyectos.
Según él, como alternativa para nuestro país la explotación de gas natural convencional es la mejor alternativa en curso. “Debido a la baja tasa de crecimiento del consumo interno de gas natural, no se justificaría el uso de otra técnica como la del fracking; por ello, sólo la intención de exportar para obtener divisas –como corresponde a la política extractivista del gobierno actual- podría “justificar” su utilización. Más allá, existen fuentes de energía alternativas y renovables que no se están aprovechando adecuadamente en Bolivia: hídricas, eólicas, solar, geotérmica, biomasa, etc.”, explica Arze, quien también dice que después de la firma del acuerdo con YPF Argentina, no se tuvo mayor información sobre el tema.
REGIÓN VULNERABLE
Martin Vilela, de la Plataforma Boliviana sobre Cambio Climático, quien ha expuesto los riesgos del fracking ante el Tribunal Internacional para los Derechos de la Naturaleza, dice que el fracking es un riesgo inminente en Bolivia y una ofensa absoluta al discurso del gobierno sobre la Madre Tierra. Vilela dijo ante el Tribunal, que el Chaco es una región muy vulnerable, que el fracking plantea graves peligros para las fuentes de agua, y que aumentaría masivamente las emisiones de carbono del país. “Los directos afectados con el fracking serán varios pueblos indígenas como los guaraníes, los tapiete, los weenhayek y los ayoreos”. Vilela explica que se ha calculado que por la contaminación indirecta de las aguas en la cuenca del Chaco, que impactaría a tres de los nueve departamentos del país, se afectaría a más de un millón de personas.
Por su parte, Rodrigo Rodríguez, del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE), asegura que el fracking ya es una preocupación grande para los ecologistas bolivianos por el impacto directo a la reserva del Aguarague, y también por el daño que se haría al resto de la comunidad. “El fracking tiene connotaciones ambientales, sociales, de los suelos y las aguas. Esta fracturación también produce problemas sísmicos, y está relacionada con el cambio climático. El fracking es quebrar bruscamente la Tierra y eso tiene consecuencias serias.”
FRACKING Y AGUA
Mientras que el biólogo y ecologista Marco Octavio Ribera, explica que para fracturar cada pozo, hace falta introducir mucha agua, lo cual puede afectar la disponibilidad del recurso para las poblaciones locales, “adicionalmente, el fluido de retorno contiene las sustancias químicas o aditivos utilizados al introducirla, más los metales pesados que retornan a la superficie. Entre los aditivos más utilizados se mencionan los ácidos, bactericidas y/o biocidas, estabilizadores de arcilla, inhibidores de corrosión, reticulantes, reductores de fricción, agentes gelificantes, controladores de metal, inhibidores de sarro y surfactantes.”
Dado que el proceso requiere una inmensa cantidad de agua, ésta solo puede ser recuperada en menores porcentajes para someterla a procesos de tratamiento, sin embargo, el proceso de tratamiento no purifica totalmente el agua y se acumulan grandes cantidades de contaminantes. “El gas se mezcla con el agua potable y ha llegado a producir explosiones y llamaradas en los grifos de las casas. Hay reportes de ganado que enferma y muere. Los suelos se vuelven tóxicos y la desertificación avanza. Las personas que recibieron sumas de dinero para arrendar sus campos a los pozos de fractura, ven morir sus tierras y acabarse tarde o temprano su dinero. Por si todo esto fuera poco, las explosiones en la profundidad de la roca, provocan temblores y movimientos de tierra”, explica el experto.
EN EL MUNDO
En Latinoamérica, bajo este sistema no convencional se perforaron 300 pozos en el norte de la Patagonia argentina, y Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) junto con la petrolera Chevron proyectan nuevas exploraciones y explotaciones, la mayoría de los casos en territorios indígenas, sin previo proceso de consulta ni participación de las poblaciones afectadas, de acuerdo a el periodista e investigador del Observatorio Petrolero Sur, Hernán Scandizzo. Así como Estados Unidos va camino de recuperar el auto abastecimiento energético gracias al fracking, Argentina también espera lograrlo con Vaca Muerta a finales de esta década o principios de la próxima.
Actualmente la mitad de los pozos de hidrocarburos no convencionales perforados fuera de EEUU y Canadá están en Argentina, aunque es Paraguay el país con mayores reservas pero que tiene al fracking en agenda, haciendo exploraciones con más mesura.
En Argentina, YPF es dueña de un tercio de Vaca Muerta y lidera la inversión con unos 1.800 millones de dólares aportados por año. De ellos, la mitad vienen de la norteamericana Chevron, que se asoció en 2013 a la petrolera argentina “Yo creo que existe una tendencia a nivel de América Latina de una disminución de los estándares sociales y ambientales para permitir una profundización de las actividades extractivas. Está pasando en Perú, en Bolivia, en Colombia, Paraguay, Chile, Brasil y en México, ni qué decir Argentina”, dice Ariel Pérez Castellón, abogado ambientalista y asesor del Programa de Agua Dulce de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), de Bolivia.
En Europa la conclusión del primer Foro de Energía y Medio Ambiente organizado conjuntamente por el Instituto Superior de Medio Ambiente y la Fundación Renovables en España, dice que el fracking “supone perpetuar los principales errores del actual modelo energético –impactos ambientales y utilización de recursos finitos– además del deterioro añadido que conlleva esta técnica”
Sin embargo, tiene gran peso que el aprovechamiento de las reservas propias de gas pizarra o de esquisto esté permitiendo a EEUU, segundo consumidor mundial de gas natural, avanzar hacia la independencia energética, algo que la potencia del norte busca desesperadamente desde hace mucho.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), si el ritmo de extracción de este gas no se detiene y la explotación prevista de nuevos yacimientos acaba en éxito, es más que probable que Estados Unidos sea energéticamente autosuficiente en apenas un par de décadas. De hecho, actualmente EEUU ya produce más gas natural que Rusia, de quien dependía hasta hace unos años. Pero Estados Unidos no se destaca precisamente por su discurso hacia la Madre Tierra y defiende el capitalismo sin ninguna fachada.
LAS VOCES EN CONTRA
Los detractores del fracking cada vez hacen sentir su voz más fuerte, y por ejemplo el informe “Impacts of unconventional gas extraction on the environment and human health (Impactos de la extracción de gas no convencional en el medio ambiente y la salud humana)” sirvió como base al Parlamento Europeo para alertar sobre los peligros de la fracturación hidráulica y pedir a los estados miembros ser cautos con la concesión de los permisos, aunque no hubo prohibiciones tangibles al respecto, varios estados europeos han prohibido el fracking en su territorio (Austria, Italia, Alemania, Bélgica, etc.).
La Comisión Europea ha presentado ya el programa que resume su visión de cómo la Unión Europea debe afrontar los retos energéticos y medioambientales en las próximas tres décadas. La propuesta prevé que en 2030 las emisiones de CO2 sean un 40% inferiores respecto a 1990 y aunque ha renunciado a fijar objetivos vinculantes que obliguen a los países a recortar sus emisiones de carbono, establece que las energías renovables deberán alcanzar al menos el 27% del total al final de la década.
Sin embargo, entre tanta regla, existe un gran ausente: el fracking.
Al respecto el texto aprobado por el Ejecutivo europeo sólo se limita a recomendar a los Gobiernos unos principios tan generales como “planear los desarrollos y evaluar los posibles efectos antes de conceder las licencias”, “evaluar cuidadosamente el impacto medioambiental y los riesgos” o “comprobar la calidad del agua, aire y suelo antes de empezar las operaciones”. Así que mientras el Reino Unido ‘ofrece’ el 64% de su territorio al fracking, con Polonia como seguidora, Francia y Bulgaria lo prohíben.
¿Será el fracking el nuevo dolor de cabeza de los ambientalistas y de los defensores de los derechos de la Madre Tierra? ¿Será la próxima reunión de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (COP21), un escenario para tratar el tema o se pasará por alto porque es incómodo para muchos? Pero sobre todo ¿Seguirá el gobierno boliviano en esta senda absolutamente contradictoria con su discurso ambiental?
(Con datos de El País, The Guardian,
CEDLA, Observatorio Petrolero Sur, PIEB,
Sinembargomx).
- http://www.lostiempos.com/diario/actualidad/tragaluz/20100502/aguarague-una-reserva-en-riesgo_68612_126025.html
¿QUÉ ES EL FRACKING?
La técnica del fracking consiste en la
perforación en horizontal del subsuelo para inyectar a alta presión agua
mezclada con arena y provocar la fractura hidráulica de las rocas de
baja permeabilidad o incluso de la roca madre. El propósito es que la
potencia del chorro de agua abra una grieta en la roca para que la arena
la mantenga abierta y el gas natural que está atrapado allí escape por
los canales del pozo hacia la superficie para ser capturado. El problema
es que, para aumentar su poder corrosivo, esa agua ha sido tratada con
compuestos químicos que pueden contaminar los acuíferos y la violencia
de la fractura hidráulica aumenta los riesgos de actividad sísmica.
ENERGÍA BOLIVIANA
De acuerdo a informes del Ministerio de
Hidrocarburos, Bolivia tiene una demanda de electricidad de
aproximadamente 1.200 megavatios (MW); mientras que el potencial
hidroeléctrico está alrededor de los 40.000 MW, sin contar con la
generación térmica ni energías renovables.
“En el sector hidrocarburos, el país
tiene reservas incalculables tanto en recursos convencionales como en no
convencionales; recordemos que en la actualidad se realizan actividades
de exploración y explotación en el marco de servicios petroleros en tan
sólo el 15% del total del área de interés hidrocarburífero existente,
teniendo el remanente del 85%.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario