CEDLA: Al borde del Salar de Uyuni, el salar más grande del planeta, se
encuentra la planta piloto de litio boliviana que debe extraer los
inmensos yacimientos de litio. Por cierto, el recurso - llamado
estratégico por Evo Morales el año 2008 - puede convertirse en un
prestigioso negocio subvencionado.
”No había caminos, no había electricidad, no había teléfono antes de
la construcción de la planta piloto. A principios del 2013 arrancó
finalmente la producción de litio. Ya somos capaces de producir
carbonato de litio de acuerdo a las exigencias del mercado. Sólo nos
falta producir ahora en cantidades mayores, y estamos en eso”.
Raúl Martínez está parado en un galpón grande de la planta piloto de
litio boliviana, ubicada al borde del Salar de Uyuni, que con su
infinita planicie blanca es una de las mayores atracciones turísticas de
Bolivia. Aquí trabajan los empleados de la empresa estatal con
maquinarias gigantes para hacer realidad el sueño de hace mucho tiempo:
la extracción del yacimiento de litio, presuntamente, el más grande del
mundo.
El litio, ya el año 2008, fue considerado por el presidente boliviano
Evo Morales como un recurso natural estratégico. El plan fue: En base a
los esfuerzos propios, todas las fases de producción deben ser puestas
en marcha en Bolivia,las fases que van desde la evaporación de la
salmuera hasta la producción de las baterías.
Bolsas grandes blancas llenas de carbonato de litio
En una esquina del galpón están almacenadas las bolsas grandes
blancas, llenas de carbonato de litio, la sustancia base para la
producción de las baterías para teléfonos inteligentes (smart-phones) o
autos eléctricos. El vocero de prensa Raúl Martínez habla de la
existencia de 12 toneladas de carbonato de litio que hasta ahora se
habrían producido. En realidad, se debían haber producido desde hace
tres años 40 toneladas por mes y no 12 en total. El proyecto no está
marchando tal cual se planificó originalmente.
Pero, está en marcha; el gobierno todavía invierte más dinero. Se han
presupuestado 900 Millones de dólares para la totalidad del proyecto.
Bolivia decidió no sólo construir una planta piloto sino una industria
completa en el Salar muy a pesar de que aún no se sepa cómo se
procesarán las sustancias componentes dela salmuera. Pues, existen
sustancias cuya aplicación es desconocida por los químicos e ingenieros
del Estado, reconoce Oscar Mamani, uno de los empleados.
“Nuestros residuos son sulfato de potasio e hidróxido de magnesio.
Éstos deben ser separados para contribuir a la purificación del
carbonato de litio. Esas sustancias se las elimina, pues todo tiene un
fin. Pero,también estamos investigando el posible aprovechamiento y
procesamiento de esas migajas, llegado el momento, tal vez...”
Que alguien hable de residuos, basura, es algo que no les gusta para
nada a personas como Milton Lérida. Lérida de 63 años de edad creció en
el Salar y es uno de los grandes críticos del proyecto estatal de litio.
Lérida explica su posición gesticulando bravamente en medio del Salar.
“Para mí, así es como actúa el gobierno, no es racional, porque se ha
concentrado sólo en el litio. Eso es como si a un humano se le hiciera
crecer sólo el brazo izquierdo mientras el derecho se quedara tal como
está, se está construyendo un monstruo. De sustancias como el boro,
potasio, magnesio y sodio no se ocupa el gobierno; es evidente que se
necesita un proyecto amplio que cubra todo el salar, caso contrario eso
no es un desarrollo sustentable.”
Dinero fácil
El gobierno sólo quiere el dinero fácil, esa es la razón por la que
está pegado al litio, indica Lérida. Desde hace 20 años se ocupa del
tema del litio. Actualmente está impulsando la formación de una
Universidad autónoma de Litio. A principios de los años 90, Lérida,
junto a sus compañeros de la región, impidió que el litio boliviano sea
extraído a un precio regalado por la firma norteamericana Lithco.
Incluso ahora, con la extracción del litio dirigida por los
bolivianos, Milton Lérida cree que no todos los bolivianos van a
beneficiarse, sobre todo aquellos que están involucrados directamente.
Casi tres horas ha vibrado el bus para traspasar el Salar hasta
llegar a la pequeña ciudad polvorienta de Llica que está en la frontera
con Chile, con vista al Salar. Los habitantes deberían estar
involucrados en los planes estatales. Pues la nueva constitución,
aprobada hace pocos años, prevé que, en caso de la explotación de
recursos naturales, las ciudades y comunidades involucradas sean
consultadas e integradas. Eso no sucedió en Llica, dijo el alcalde
Fausto García López y reprocha al gobierno de actuar en forma
centralista.
“Nunca fuimos consultados si queríamos tener una industria. Y algo
peor, traté de visitar la planta piloto dos veces, y las dos veces me
largaron con policías. No debía haber pisado las instalaciones, me
dijeron. Pero, soy responsable de esta zona y fui elegido
democráticamente. Estamos muy preocupados. Todo eso sucede desde hace
pocos años. ¡Que será pues en unos 50 años!Es muy posible que en un
tiempo nunca más pisemos el Salar de Uyuni.”
Que García López no fuera consultado también tiene que ver con el
conflicto de fronteras en la región. La provincia Daniel Campos, en la
que se encuentra Llica, exige todo el Salar de Uyuni. Se fundamenta en
una ley y un mapa del año 1949. En cambio, la provincia vecina Nor Lípez
utiliza para su justificación otro mapa más reciente y afirma que le
pertenece una gran parte del Salar. Ese conflicto nunca fue solucionado.
Por lo que tampoco está aclarada la pertenencia de la zona donde se
construyó la planta piloto de litio. Fausto García López opina que la
instalación está en su provincia. Sin embargo, el gobierno boliviano se
inclinó a favor de la otra provincia que, en el futuro, participaría de
las ganancias de la producción del litio. Podría suceder entonces que
Llica no tenga ninguna ventaja financiera de su recurso natural, sino
todo lo contrario. El alcalde Fausto García López ve en peligro el
ingreso principal de Llica.
“Nos van a destruir con el proyecto. Muchos turistas vienen aquí
porque quieren ver el Salar así como siempre estaba, sin ningún cambio,
sin que sea desfigurado con alguna planta industrial. Entiendo que el
litio tiene gran futuro. Pero también tenemos que pensar en las
consecuencias negativas. Y eso nos afecta sobremanera a aquellos que
vivimos alrededor del Salar.”
Ya ahora escasea el agua en Llica
Llica se sustenta sobre todo con el cultivo de quinua además del
turismo. Ese grano andino crece bien ahí por los minerales que tiene el
suelo. Se comercializa a precios atractivos y es un componente
importante de la cultura andina. Muy a pesar de que la planta es robusta
y poco exigente, ella necesita de todas maneras algo de agua. Pero, ese
recurso ya escasea en Llica, indica un productor de quinua en la
región.
“Cerca de aquí hay una mina grande, allí extraen zinc, plata y
plomo. Estamos informados que la mina está consumiendo toda nuestra
reserva de agua. Ya la zona es muy seca. De ahí que estamos muy
preocupados por el establecimiento de una industria grande en la zona.”
La industria de litio necesitaría mensualmente, según fuentes
oficiales, más de 400.000 m³ de agua. Es muy probable que para ese fin
tengan que tomar las aguas fósiles del subsuelo. Eso sería una
intervención seria al sistema ecológico del Salar, y sólo una de las
posibles consecuencias para el medio ambiente.
Al respecto, no se tienen datos claros y exactos porque el gobierno
boliviano no revela el procedimiento exacto de la obtención del litio en
el futuro. Que la explotación del salar, surgido en muchos
siglos,traerá consecuencias parece innegable. Hablando con los
responsables u hojeando las memorias anuales del proyecto la cuestión se
clarifica: el medio ambiente juega un pequeño rol. Parece ser más
importante que el sueño de la industria del litio se haga finalmente
realidad en el Salar y en otros lugares de Bolivia.
El taxista empieza a protestar cuando escucha a dónde debe
conducirnos: a la fábrica estatal piloto para baterías litio, cerca de
la ciudad de potosí, al noroeste del Salar.
“!Es pura propaganda lo que hacen! ¡Un proyecto de prestigio! ¡Eso, aquí en Potosí, no nos beneficia en nada!”
Se queja el chofer y lo hace hasta llegar al lugar. La planta piloto
fue inaugurada en forma festiva hace un año atrás por el Presidente Evo
Morales. Está justo al lado de una fábrica de estaño; una muestra de
que proyectos industriales no siempre tienen resultados.
Juana Olivares, la jefa de la planta, no se deja impresionar por los comentarios malignos de muchos vecinos.
“El problema es que la gente se olvida que si se quiere tener una
industria futurista primero se debe invertir, que no es ningún malgasto y
que nosotros necesitamos tiempo para la investigación y el desarrollo.
Un día después de la inauguración de la planta piloto, por ejemplo,
vinieron vecinos de Potosí y nos quisieron comprar las baterías. Va a
pasar un tiempo hasta que nosotros podamos producirlas, de ahí que
estamos enfrentados a la poca comprensión.”
10.000 baterías para fines de investigación
En la primera mitad del año se produjeron más de 10.000 baterías, todo con fines de investigación y no para la venta.
Lo que hacen los 20 técnicos e ingenieros en la planta, en efecto, no
es ninguna producción industrial. Juana Olivares, la jefa de la planta
indica:
“Tenemos un retraso técnico de 30 años en Bolivia. En primer lugar
tenemos que entender en detalle cómo funciona el proceso productivo. Por
esa razón, estamos haciendo todo manualmente para que podamos
comprender aquello que después las máquinas las puedan producir para
nosotros. Los chinos nos han dejado aquí casi una receta. La hemos
tomado y estamos probándola.”
La fábrica piloto fue construida completamente por una empresa china y
las baterías son sólo ensambladas en Bolivia. Pues todos sus
componentes son importados de China. Eso se debe al hecho de que Bolivia
aún no puede producir los cátodos, que es el grado intermedio entre el
carbonato de litio en el Salar y las baterías en Potosí.Una fábrica
semejante será construida en los próximos años.
La planta piloto aún está en sus inicios, es algo provisional,
incluso después de meses de su inauguración sin conexión a la red de
distribución eléctrica, en cambio, con un generador a base del costoso
diésel. De todas maneras, el gobierno decidió ya ahora construir una
sucesora, una fábrica de baterías mucho más grande que la actual. Hasta
el año 2018 debe estar lista. Juana Olivares indica que, después de
pocos meses, pudieron sacar conclusiones sobre cómo debiera ser
construida una fábrica más adelante. Una apreciación que muchos
observadores del proyecto contradicen.
Uno de esos observadores críticos es Juan Carlos Zuleta, quien
accedió a una entrevista en un café de La Paz, la sede de gobierno de
Bolivia. El economista y expositor experto sobre el litio tiene serias
dudas sobre el éxito de los propósitos estatales. Opina que el proyecto
tiene mucho de motivación política sin ningún fundamento económico y
científico.
“A este gobierno le encanta hacer propaganda, publicidad y shows.
Esos hombres son buenos subastadores de ilusiones. La planta piloto para
baterías litio es muy pequeña, es un laboratorio donde se ensambla las
baterías con tecnología china que no es la mejor del mundo. ¿Qué tiene
que ver eso con la industrialización?”
El gobierno boliviano impide el ingreso a las plantas
Zuleta Calderón sigue desde el principio el proyecto de litio y
obtuvo un gran peritaje. El gobierno boliviano, sin embargo, no quiere
cooperar con él, impidió su ingreso a las plantas estatales. Zuleta
Calderón, por lo tanto, sólo pudo verla en forma incógnita. Además debe
confiar en los datos del gobierno, pero los mismos no tienen valor
informativo, según su opinión.
“Los responsables no actúan en forma transparente y no son serios. No
existe un mecanismo de control. No hay un certificado oficial que
justifique la verdad de sus declaraciones. Y como tienen poca cosa
gratificante que mostrar, es difícil confiar en sus apreciaciones.”
El notable retraso del proyecto es, tanto para el economista Zuleta
Calderón como para otros críticos, un indicio de algo incorrecto en los
responsables y que no existe un análisis verdadero o una estrategia. El
responsable del proyecto de litio Luis Alberto Echazú refuta eso aunque
acepta el rezago de los planes originales.
“No teníamos materia prima suficiente para procesarla. Las piscinas,
que las hemos construido, eran muy pequeñas. Estaban mal calculadas.
Pero ahora estamos produciendo más día tras día, con la planta
industrial y las inmensas piscinas que estamos construyendo, vamos a
incrementarla notablemente.”
Es discutible que se estén construyendo semejantes piscinas, de un
tamaño de 45 km². Dicha construcción estaría asentándose sobre una
tecnología que está establecida y es usada por productores de litio
alrededor del mundo, pero que, para el caso del Salar de Uyuni, no es
necesariamente la técnica perfecta. Esto se debe a que el proceso es
costoso por el gran contenido de magnesio de la salmuera y a que en el
Salar de Uyuni llueve aproximadamente 3 meses al año. Muy a pesar de
eso, apoyarse en el método de evaporación, no investigar y no invertir
hasta encontrar una técnica adecuada, es algo que le irrita al
economista Zuleta Calderón.
“Las piscinas de evaporación son exageradamente costosas y demasiado
grandes en hectáreas. Es una intervención enorme, se tiene que remover
mucha sal, invertir bastante en energía y mucho trabajo. Lo triste del
caso es que los responsables no lo previeron así, no se constató en su
tiempo que esa no era la técnica adecuada para el Salar de Uyuni. Todo
eso es un enorme pérdida para nuestro país.”
Las consecuencias para el medio ambiente son imprevisibles
De acuerdo a la opinión de Zuleta Calderón se debiera optar por un
proceso químico, que los científicos surcoreanos habrían desarrollado,
con el que se pudiera obtener cátodos directamente de la salmuera sin la
necesidad de las piscinas. Evidentemente, esa tecnología no es
aplicable todavía en forma industrial, tampoco son calculables sus
consecuencias para el medio ambiente. Además de eso, los surcoreanos
exigen dinero por la patente que obtuvieron con la materia prima a
título gratuito que recibieron de Bolivia. Otro grave error del manejo
de la empresa, opina el experto en litio Zuleta Calderón. En vez de
meter tanto dinero en las inmensas piscinas, el gobierno debiera haber
invertido en la investigación de tecnologías innovadoras. Hasta ahora no
se ha investigado cuánto de litio existe a ciencia cierta en el Salar.
Tanto los críticos como los responsables del proyecto están de
acuerdo en un punto: hay un futuro para el litio boliviano. Simplemente
que las opiniones son dispares respecto a cómo será ese futuro. El
responsable del proyecto Luis Alberto Echazú cree en sus baterías,
considera el mercado boliviano como su consumidor, fundamentando su
posición con la perspectiva política de ser independientes de los países
occidentales.
“Vamos a utilizar muchas de las baterías en Bolivia por ejemplo en
sistemas fotovoltaicos para proveer de energía a regiones alejadas.Eso
no es ningún sueño, es una cosa ya decidida. Hemos perdido el miedo a
las amenazas, sanciones y a la intromisión de los imperialistas
externos. Todos los países tienen el derecho de tomar sus decisiones por
ejemplo para procesar sus riquezas naturales. Se acabó el tiempo en que
muchos países eran sólo proveedores de materia prima y que pocos
estados dominaban el mundo.”
Pero, para eso debieran estar de pie todas las plantas industriales;
sólo después se verá si los bolivianos pueden dominar el proceso
complicado desde la salmuera hasta la batería, producir en grandes
cantidades el carbonato de litio, los cátodos y baterías;para de esa
forma poder recuperar algún día las inmensas inversiones. Además está la
cuestión de si se pueda generar dinero “real” con un mercado interno, o
se quede el proyecto de litio como un prestigioso emprendimiento
subvencionado.
Un prestigioso negocio subvencionado
Lo último presume el economista Juan Carlos Zuleta Calderón. Bolivia
venderá ya muy pronto cantidades de litio. Pero eso no tiene que ver con
Bolivia sino con la demanda inmensa mundial. Incluso la salmuera, la
materia prima cruda del proceso, es demandada ya ahora. Y es posible que
tengan que vender no baterías bolivianas sino - como siempre - materia
prima y a precios bajos, y eso sin tomar en cuenta las consecuencias
negativas y sin grandes ganancias para el país sudamericano.
“Bolivia con toda seguridad va a producir litio porque hay una
demanda grande. Pero, litio de baja calidad. Litio que traerá un poco
de dinero que en verdad no beneficiará a las comunidades alrededor del
Salar, al departamento de Potosí y al país todo. Es triste para un país
que tiene el yacimiento de litio más grande del mundo que vayamos a ser
tan poco competitivos.”
* Este artículo se basa en un reportaje publicado originalmente en
alemán en la Radio de Alemania (Deutschlandfunk) el 21 de enero de 2015:
http://www.deutschlandfunk.de/riskantes-lithium-projekt-millionen-fuer-e... traducidodel alemán al español por Muruchi Poma en fecha 13 de febrero de 2015.
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