lunes, 27 de febrero de 2023

LAS MUJERES MINERAS, VÍCTIMAS SILENCIOSAS DE LA FIEBRE DEL ORO EN BOLIVIA

 

El mercurio, empleado para la extracción de este metal, es altamente tóxico y genera graves problemas en la salud. Ahora que ya se empiezan a conocer los efectos nocivos, se sigue usando. “No conocemos otras formas de hacerlo”, cuentan. 

La extracción de oro en la Amazonía es uno de los principales problemas ambientales de América Latina. Y cruza fronteras. La fiebre por el consumo de este mineral lleva a su explotación desmedida, lo que genera contaminación e implica graves consecuencias para la salud de quienes participan en el proceso. Las mujeres indígenas son las más vulnerables, ya que manipulan directamente el mercurio, un elemento altamente tóxico, que se usa para separar el oro de las piedras. Lo hacen sin comprender las graves consecuencias que tiene para ellas mismas y para las generaciones futuras.

La fotógrafa boliviana Wara Vargas visitó la zona aurífera de la Amazonía boliviana y puso su lente sobre las mujeres barranquilleras, que son quienes extraen muy pequeñas pepitas de oro de los desechos de las empresas y cooperativas.

A unos 5 kilómetros de allí, la vegetación en los alrededores del pueblo de Guanay es abrumadoramente verde. Con sus 15.000 habitantes, este es uno de los centros mineros auríferos más importantes de Bolivia.

Por aquí la selva tropical lo domina todo. O dominaba. Ahora, el verde ha sido sustituido por máquinas pesadas, monte tumbado y    ríos sucios. El hombre está terminando con la selva tropical más grande del mundo en nombre del desarrollo desenfrenado.

Juan Carlos Almanza es responsable de un proyecto que promueve la extracción de oro sin mercurio en Bolivia, que lleva a cabo la Fundación Plagbol con financiación de la ONG danesa Diálogos. Está muy preocupado por las consecuencias de la industria      minera de oro en Bolivia: “El problema es que el oro se acaba, como hemos visto en algunas comunidades. Y la gente o emigra a la ciudad o vive en condiciones muy precarias, así que es una situación muy complicada. Se puede ver aquí en Guanay que el daño ambiental causado por esta minería es terrible. Cuesta mucho recuperar esta tierra, las empresas no hacen nada de responsabilidad social; extraen, terminan, se acaba el oro, y se van y dejan todo destruido”.

Plagbol, con apoyo de Diálogos, están trabajando en un proyecto en el que enseñan sobre las consecuencias negativas del uso de mercurio y muestran alternativas, como por ejemplo la sal bórax, que ya se usa en la industria minera en Filipinas, Nicaragua y Uganda. Aunque este material es más económico y no se ha evidenciado que genere problemas en la salud ni en el medioambiente, es mucho más trabajoso que el mercurio.

Mujeres barranquilleras de la comunidad de Alacarani trabajan con bateas para lavar oro. El mercurio, un metal pesado venenoso, está prohibido en la mayoría de los países del mundo para muchas cosas; usos odontológicos, termómetros en hospitales, minería, cosmética… Bolivia es uno de los 113 países que firmó el convenio de Minamata, que prohíbe el uso del mercurio, pero no ha cumplido. Su uso para minería sigue siendo común. De hecho, el país es el mayor comprador de mercurio del mundo, según las estadísticas oficiales. Debido a la minería del oro también se incumple la ley de medio ambiente N°1333 que prohíbe la contaminación de ríos. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio           Ambiente (PNUMA), en 2020 esa actividad provocó que se vertieran a los ríos unas 100 toneladas de este líquido.