Una preocupación
en común de las mujeres en las comunidades es el avance de la contaminación en
el territorio, un avance que esta destruyendo las fuentes de agua, los suelos y
afectando los derechos. Las fuentes de agua y el suelo son bondades de la naturaleza que albergan
vida, contribuyen a la producción agrícola y pecuaria, forman parte principal
de los conocimientos, las sabidurías ancestrales.
En nuestro
territorio altiplánico, tenemos mucha riqueza, paisajes hermosos y aguas
termales, solo en Oruro contamos con más 30 zonas con aguas termales, muchas
con infraestructura y otras a la intemperie, aguas con altas propiedades
curativas.
Desde la
RENAMAT y el Colectivo CASA tomando en cuenta nuestras prácticas de autocuidado
y cuidado colectivo, decidimos compartir un espacio curativo entre todas,
visitamos las aguas termales de Poopó por el sector de Cabrería por sus
propiedades medicinales, sabemos que curan el reumatismo, pusimos nuestros pies
en las aguas y notamos inmediatamente las mejoras, algunas que teníamos los
pies hinchados sentimos el alivio, nos relajamos, obtuvimos alegría
tranquilidad pero a la vez aprovechamos de reflexionar en base a lo que
mirábamos.
Con mucha
preocupación vimos que hay sectores en los que las aguas termales se unen a las
aguas ácidas de mina y nos contaban los pobladores de Poopó que las aguas
termales estan disminuyendo y es evidente en el balneario administrado por el
municipio. Esto significa la pérdida de
espacios de curación, pérdida del territorio por actividades mineras. Las
hermanas de Totoral recordaron que habían aguas termales en su comunidad pero
con la minería transnacional se cavaron socavones tan profundos que el agua
caliente se quedaba en interior mina y así se secó en la comunidad.
La
contaminación minera no solo está afectando los ríos, los suelos, la
biodiversidad, también nos está quitando nuestras aguas termales. En nuestra reflexión también estuvieron las
plantas nativas curativas que tenemos en el territorio.
Las hierbas, los mates
y es que cada una de las plantas que existen en nuestro territorio nos han
servido durante generaciones para curar o para calmar las enfermedades. Incluso
frente a los efectos de la contaminación recurrimos a estas plantas, a estos balnearios,
y son espacios que tenemos que rescatar, valorar, defender y luchar es lo que
nos hemos planteado como mujeres trabajar por su protección.
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