En las zonas amazónicas de La Paz y del Beni, la destrucción de la selva para acceder a espacios que contienen oro es impresionante.
Plataforma Ciudadana UNO
Pagina SIETE, 30 de mayo 2021
El oro es uno de los pocos metales que se encuentra libre en la naturaleza; está como metal, no como un compuesto; estaño, zinc, plomo, cobre se presentan combinados con otros elementos lo que exige un proceso químico complejo para separarlos de sus acompañantes. Estos procesos pueden requerir elevadas temperaturas, por eso se necesitan las fundiciones, o líquidos que puedan disolver los minerales en plantas hidrometalúrgicas.
En cambio, el oro ya está como metal y no requiere esos procesos complicados para usarlo en joyería, electrónica o sólo guardarlo. Aunque no todo es tan fácil. Este valioso metal se encuentra incrustado en rocas o en yacimientos aluviales, completamente libre. En cada caso, se necesita técnicas específicas para recuperarlo.
Mientras sea posible, el oro se recupera aprovechando su mayor peso específico; si esto ya no da resultados, se acude a disolverlo con un líquido para separarlo después. Es un material que no se disuelve fácilmente ni se combina con otros elementos. Son pocos los líquidos que pueden absorber al oro. Los más usados son el cianuro de sodio y el mercurio, un metal en estado líquido a la temperatura ambiente.
Ambos son tóxicos; pero, aunque el cianuro es un veneno conocido, expuesto a la intemperie se descompone en un cierto tiempo; en cambio, el mercurio es un elemento que no se degrada fácilmente y su contaminación se transfiere a todos los organismos que, directa o indirectamente, lo ingieren.
El mercurio es usado en las operaciones pequeñas (relativamente). En la práctica, todas las operaciones grandes trabajan con cianuro. En Bolivia, la empresa más grande que explotó yacimientos auríferos, Inti Raymi, utilizó cianuro; las cooperativas, para recuperar el oro que escapa de sus equipos gravimétricos, usan mercurio.
A pesar de las medidas de seguridad empleadas por Inti Raymi para el manejo del cianuro, se reportó un incidente debido al vuelco de un camión que transportaba el reactivo, lo que obligó a tomar acciones de protección complejas para impedir que la acción del veneno se propague.
El mercurio circula con gran libertad en las zonas auríferas del país. Gran parte de las cooperativas lo utilizan para recuperar el oro que, de otro modo, se quedaría en la tierra. La técnica es relativamente simple, se introduce mercurio en el barro que contiene oro y aquél, de manera específica, recolecta todas las partículas de oro con las que entra en contacto; al mismo tiempo, va perdiendo su fluidez, luego, por gravimetría, se recupera el mercurio con oro, se filtra el mercurio excedente y a la amalgama se la somete al calor para evaporar el mercurio y retener el oro metálico.
En este proceso, hay tres momentos en los cuales el mercurio pasa al medioambiente si no se toman las medidas apropiadas: cuando se lo incorpora al barro, cuando se lo filtra y cuando se lo evapora. Esta última etapa es la más peligrosa, aunque la más fácil de controlar. Si la evaporación se la hace al aire libre, todo el mercurio se evapora y, luego, se condensa y cae sobre la superficie. Mientras esté en el aire, puede ser absorbido por cualquier ser vivo al respirar, en el suelo puede pasar al ecosistema de infinidad de maneras.
Para evitar estas situaciones, la evaporación y posterior condensación debe efectuarse en circuito cerrado, con equipos baratos (retortas) que no requieren de un entrenamiento para ponerlos en operación. ¿Por qué no los usan los cooperativistas? Porque el mercurio que se recupera de esta manera “pierde fuerza” y cuando se lo reutiliza ya no es tan eficiente como el fresco. No obstante, el mercurio puede ser recuperado por un trabajo sencillo de limpieza con sal.
La situación boliviana es grave y tiende a empeorar con la relajación del control de la actividad extractiva. Según el viceministerio de cooperativas mineras, en 2018 había 1406 cooperativas dedicadas a explotar oro (1.229 en La Paz). Otro informe indicaba que sólo el 15% de las cooperativas tenía licencia ambiental. El año 2015, sólo 160 cooperativas auríferas en La Paz contaban con esta autorización.
En las zonas amazónicas de La Paz y del Beni, la destrucción de la selva para acceder a espacios que contienen oro es impresionante. Miles de hectáreas han sido deforestadas para hacerlo.
El Estado mostró sus limitaciones para determinar la cantidad exacta de mercurio usado en las operaciones de cooperativas; sin embargo, informes de entidades internacionales y del gobierno estiman más de 100 toneladas de mercurio por año, consumidas en esta minería. En 2013, el Observatorio Internacional del Mercurio reportaba (con muchas reservas) el uso de 120 toneladas. En 2016, un informe del Ministerio de Medio Ambiente mencionaba 136 toneladas anuales. Otro estudio del año 2016 indicaba que se importaban más de 200 toneladas por año pero que una buena parte estaba destinada a otros países (Bolivia sólo era una escala en el tráfico para eludir los obstáculos levantados en países vecinos). En América del Sur el consumo en minería aurífera por año está entre 680 y 700 toneladas. Colombia es el mayor consumidor, seguido de Perú y Bolivia.
El kg de mercurio cuesta entre 40 y 50 dólares (llegó a costar hasta 100) en El Alto. El consumo estimado de mercurio por tonelada de oro oscila entre 3 y 4 toneladas, lo que da una idea, también aproximada, de la producción de oro usando ese metal.
Lo cierto es que hay más de mil cooperativas sin licencia ambiental, que usan mercurio y no toman las medidas precautorias para evitar su difusión en el aire, el suelo y el agua. Además, de acuerdo con informes nacionales e internacionales, el consumo de ese metal está creciendo en el país contaminando una extensa zona tropical destruida y todas las aguas río abajo.
Para evitar que este daño continúe indefinidamente, se debería involucrar a la cooperación internacional para cubrir los costos de los trámites de obtención de licencias ambientales para las cooperativas, se debería trabajar en la capacitación de los cooperativistas en tecnologías alternativas al mercurio, y coordinar con los gobiernos subnacionales para el control de estas operaciones extractivas de gran impacto deletéreo ambiental.
Mercurio, oro y destrucción en los Yungas - Diario Pagina Siete
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