OCMAL.- En un fallo sorprendente,
por lo alejado de la justicia, los defensores del agua, la vida y los
derechos humanos Carlos Pérez, Federico Guzmán y Efrain Arpi de la
provincia del Azuay en Ecuador, fueron condenados a cumplir pena de
prisión.
Inicialmente fueron acusados
de sabotaje y terrorismo, acusación impresentable que cayó por su
propio peso, cambiándose la figura delictual a obstaculización de
vías lo que implica una pena de reclusión menor.
Si dependiera del gobierno y
de las empresas mineras que operan en ese país, probablemente los
acusados serían condenados a penas mucho mayores pues con la
defensa del agua y las comunidades están poniendo en cuestión la
inversión minera en el país.
Es que defender la vida, el
agua y los derechos humanos frente a proyectos mineros que traen
destrucción ambiental, corrupción , cooptación y erosión del
tejido social, delincuencia, drogadicción, alcoholismo y violencia,
se ha ido transformando en delito.
Paradójicamente se han
trastocado los valores fundamentales de la existencia humana. Matar
la naturaleza, la Pacha Mama y perseguir a líderes que la defienden
es una actividad cada vez mas lucrativa. Lo vemos a diario en nuestra
América Latina.
La persecución de Carlos
Pérez, Federico Guzmán y Efrain Arpi en Ecuador es una muestra más
de la codicia y las injusticias que están dispuestas a cometer las
empresas mineras y que se traduce en persecución judicial, política,
carcelaria y violaciones de derechos humanos que con frecuencia cobra
la vida misma de los defensores ambientales como sucede también en
Cajamarca, Perú en el conflicto Conga y en varios países de la
región.
Exigimos el respeto a la
lucha por la vida, la naturaleza y las comunidades, denunciamos la
arbitrariedad de gobiernos como el del presidente Correa y otros en
la región que han renunciado a los supremos ideales del bien común,
la paz y la justicia y los han reemplazado por el sometimiento a los
intereses económicos del extractivismo depredador y criminal.
Llamamos a las
organizaciones a solidarizarse con las y los perseguidos, haciendo
saber que somos mayoría quienes estamos por un buen vivir, en paz y
colaboración con la naturaleza, rechazando la ambición que tanta
destrucción trae a nuestra Madre Tierra y a los pueblos que cuidamos
de ella.
Observatorio de Conflictos
Mineros de América Latina
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