LOS TIEMPOS: Un tribunal brasileño condenó ayer a las centrales hidroeléctricas de Jiraú y Santo Antonio a proveer ayuda a los miles de damnificados por la crecida del río Madeira, en la Amazonía, por considerar que estas represas contribuyeron a agrandar la inundación.
La decisión cautelar, tomada por el juez federal Herculano Martins Nacif, obliga a las empresas responsables de las hidroeléctricas a proveer a las poblaciones afectadas todas sus necesidades básicas, incluyendo vivienda, alimentación, transporte, educación y salud, según un comunicado.
La central de Santo Antonio, a 10 kilómetros de Porto Velho, ya está en operación, mientras que la de Jiraú, a 136 kilómetros río arriba,
cerca de la frontera con Bolivia, está en construcción y comenzará a operar en 2016.
Las empresas también fueron obligadas a buscar o abrir rutas alternativas a las carreteras anegadas, en especial a la carretera federal BR-364, cuya inundación dejó aislado el estado de Acre, fronterizo con Perú y Bolivia.
El fallo judicial considera que las constructoras de las represas “subdimensionaron” el tamaño de los reservorios, por lo que les obligó a rehacer sus respectivos estudios de impacto ambiental.
Las dos represas están ubicadas en el río Madera, en el estado de Rondonia, fronterizo con Bolivia, y las inundaciones afectaron Rondonia, el Acre y el área amazónica, donde miles de personas tuvieron que dejar sus hogares o se han quedado aisladas.
Tan sólo en Porto Velho, capital de Rondonia, cerca de 10.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Otros 2.390 damnificados en la ciudad de Río Branco, capital de Acre, fueron acogidos en abrigos temporales.
Mientras que en Bolivia, sólo en el Beni existen 22.000 familias damnificadas, sin contar a los afectados en otras zonas como el norte paceño, ni las pérdidas en cultivos y ganadería.
Cuando se anunció la construcción de las represas, el Gobierno de Bolivia cuestionó la posibilidad de que hubieran inundaciones en este lado de la frontera, pero las autoridades brasileñas siempre lo rechazaron.
Hace algunas semanas, el Gobierno anunció que investigaría si existe relación entre las presas de Brasil en el río Madera y las inundaciones, a pesar de que hace unos 8 años que dispone de información que lo confirma.
Posteriormente, ante la presión de expertos, se volvió a poner el tema sobre el tapete y se incluyó su análisis en una reunión que se celebrará el 7 de abril en el país, entre los cancilleres de Brasil y Bolivia.
Mientras, ayer, por primera vez, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, señaló que las poblaciones del norte amazónico podrían estar sufriendo los efectos del reflujo de las aguas de las presas brasileñas. “Los últimos días es Guayaramerín que nos preocupa, no tenemos una rigurosa certeza de que la construcción de las represas de Jirau y San Antonio afecten. Al parecer hay un efecto de la construcción de las represas y nos preocupa el reflujo hidráulico de esta región hacia el municipio de Guayaramerín, también en Nueva Esperanza y Santos Mercado en el departamento de Pando”, señaló a Patria Nueva.
Dijo que un informe sobre el efecto de las presas estaría listo en unas 2 a 3 semanas.
La central de San Antonio, a 10 kilómetros de Porto Velho, ya está en operación, mientras que la de Jiraú, ubicada 136 kilómetros, cerca de la frontera boliviana, está en construcción y podría operar en 2016.
Beni pierde al menos $us 180 millones por inundaciones
El secretario general de la Gobernación del Beni, Raúl Roca, estimó que las inundaciones en ese departamento dejan un saldo aproximado de 180 millones de dólares en pérdidas económicas.
Roca señaló a Erbol que la muerte de más de 250 mil cabezas de ganado provocó un daño de alrededor de 150 millones de dólares y otro 30 millones en la producción agrícola que tardará en recuperarse. “Las cifras que manejamos todavía son preliminares. Recuérdese que con la llegada de las aguas a las partes bajas del Beni estimamos mayores pérdidas. Yo calculo que la cantidad de ganado muerto ascenderá a 900 mil reses”, dijo.
De acuerdo a información que maneja la Gobernación, también hubo pérdidas en infraestructura, muchas viviendas se desplomaron, edificaciones escolares sufrieron los efectos de las aguas y muchas vías de comunicación requieren reconstrucción urgente. “Tenemos 22 mil familias damnificadas, 75 mil personas se encuentra en esa situación, podríamos decir que es un cuarto de toda la población del Beni que tiene el problema. Siete de ocho provincias fueron inundadas, sólo Iténez se salvo de todo esto”, dijo.
PARA EL SECTOR GANADERO DEL ORIENTE
CAO y Gobierno manejan cifras distintas sobre daños
Mientras el Gobierno minimiza las pérdidas causadas por fenómenos climáticos al sector ganadero del oriente, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) sostiene que las pérdidas por ganado muerto e infraestructura dañada superan los 200 millones de dólares y que podrían duplicarse a la conclusión de la temporada de lluvias, dentro de dos meses.
El Viceministerio de Desarrollo Rural Víctor Hugo Vásquez, informó que hasta el pasado domingo el número de vacunos muertos sumaba 99.570 y que las pérdidas económicas bordeaban los 150 millones de dólares; mientras que el presidente de la CAO, Julio Roda, sostuvo ayer, en base a reportes de sus afiliados, que el ganado muerto por ahogamiento supera las 295 mil cabezas y las pérdidas superan los 200 millones de dólares.
“Las estadísticas que estamos manejando la CAO y la Federación de Ganaderos del Beni (Fegabeni) son hasta el momento.
Con seguridad que aumentarán en la medida que disminuya el nivel de las aguas y vayamos descubriendo más ganado muerto y verificando daños materiales en los establos y propiedades ganaderas”, sostuvo.
Refirió que las pérdidas económicas abarcan infraestructura, caminos, canales, defensivos, corrales alambrados, producción agrícola, en especial pastizales en la cinco provincias anegadas del Beni, donde más de 40 mil familias dedicadas a la producción de ganado vacuno, “esperan pacientemente” la llegada de forraje, alimentos, agua potable y medicamentos para combatir enfermedades típicas de desastres: infecciones respiratorias, micosis cutáneas, parasitosis y diarreas.
Roda informó que todos los días alrededor de 32 chatas (embarcaciones), 10 de la Fuerza Naval, 2 de la Gobernación y 20 del sector privado, salen de los centros de acopio para dejar forraje y rescatar vacunos, en medio de algunas dificultades como la falta de combustible.
Producción de alimentos
En cuanto a la producción de alimentos como soya, maíz, arroz y carne de res, Roda informó, de manera coincidente con el Viceministerio de Desarrollo Rural, que las inundaciones afectaron a 52 mil hectáreas, es decir, apenas al 1,8 por ciento de las 3,5 millones sembradas para este año.
Respecto a la producción y precio de la carne de res, dijo que están garantizados debido a que existe una sobre oferta del ganado que fue rescatado.
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