ERBOL: La “explosión” de un dique de cola o de residuos mineros de alta contaminación, de la Empresa Minera Santiago Apóstol en la localidad potosina de Canutillos, en el municipio de Tacobamba, ingresa a la cuenca del Pilcomayo y pone en peligro a centenares de habitantes de Potosí, Chuquisaca y Tarija.
El fiscal de la provincia Cornelio Saavedra, José Luis Ríos, informó a Radio Aclo de Erbol que personalmente recogió las pruebas de los residuos liberados.
“La empresa minera no cumplía con las normas ambientales, el dique no cumple con las normas ambientales, ni siquiera contaba con la geomembrana (por lo que se inició un) proceso de investigación de oficio,
por tratarse de un delito público (y medioambiental)”, afirmó.
El representante del Ministerio Público realizó el “registro del hecho” y recolectó evidencias de imágenes del daño ambiental que pone en peligro a centenares de familias que habitan en las inmediaciones del río Pilcomayo que circunda por tres departamentos.
De acuerdo con el reporte de la Red Potosina de Comunicación, el ingenio minero trabaja desde hace muchos años explotando plomo, plata y zinc.
El desastre ambiental afecta a tres departamentos porque el arroyo desemboca en el rio Pilcomayo. Según la cartografía, el afluente con residuos desemboca al rio de Colavi, pasando por las comunidades de Chari Chari, Tacobamba y llega al Pilcomayo.
Datos
En mayo de 2011, los pobladores de la ribera del río Pilcomayo, limítrofe entre los departamentos de Chuquisaca, Potosí y Tarija, ya advirtieron del colapso de los diques de colas construidos para contener el vertido de desechos tóxicos provenientes de la actividad minera en zonas aledañas a la ciudad Villa Imperial.
El colapso de los diques de contención y filtrado, que fueron construidos hace años, provocaría un efecto “catastrófico” en decenas de comunidades agrícolas, ubicadas en las inmediaciones de la cuenca del Pilcomayo, agrega.
En junio de 2013, el Ejecutivo y el gobierno regional de Tarija saben que el río Pilcomayo está herido y que la actividad pesquera es una de las principales víctimas y, por ende, quienes viven en su zona de influencia son los que más están pagando las consecuencias, informó El Deber.
La nota señala que el río Pilcomayo se seca cinco kilómetros por año y la pesca bajó en un 92 por ciento. La mano del hombre y los fenómenos naturales transforman parte del río en un desierto, donde más de 12.000 indígenas de 120 comunidades y 40.000 habitantes de Villa Montes ya sufren el drama.
Pilcomayo, nace en Oruro, y atraviesa por más de 2.000 kilómetros y desembocaba sus aguas en el río Paraguay. En el recorrido, en especial en el Chaco boliviano, miles de familias se alimentan del sábalo que se reproduce en el afluente, en constante contaminación y decrecimiento.
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